La Sociedad Vril. Parte II
La Sociedad Vril. Parte II
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El objetivo
Querían garantizar la supremacía de la raza aria, pero los ocultistas de la sociedad estuvieron trabajando en secreto para garantizar el poder ario, mucho antes de que los nazis existieran, realizaban asesinatos políticos, orgías sexuales, evocaban espíritus y sacrificios humanos.
Con estas prácticas tuvieron auge a finales de la Primera Guerra Mundial. En la zona de Baviera, varios niños, que eran ilegítimos o huérfanos, buscaban refugio por la guerra, la sociedad les permitió refugiarse con segundas intenciones, ya que sabían que su desaparición pasaría inadvertida.
Tenían la creencia de que la energía Vril procedente de un niño es más concentrada y poderosa que cualquier otra. Veían a los niños como un portal al mundo astral y como decían que era algo que no lograrían con un adulto, para ellos los niños eran los ideales para sus sacrificios.
Principales Miembros
Dietrich Eckart, uno de los principales creadores del partido nazi, veía a Hitler como el salvador del pueblo alemán, lo llamaba el ‘Mesías alemán’.
Herman Goering, creía que Jesús no era judío, sino ario.
Rudolf Hess, dormía con imanes bajo la cama, ya que creía que alejaría las malas energías.
Martin Bormann, se declaró satanista, quería exterminar el cristianismo y el judaísmo, veía el cristianismo como ‘perversión judía’.
Adolf Hitler, utilizó la sociedad para sus objetivos personales, manipuló a sus miembros a su voluntad, ninguno era tan cruel ni tan inteligente como él.
La Sociedad Vril, tuvo una gran influencia en la historia moderna, entre los años 1888 y 1920, se crearon cientos de sociedades secretas, las cuales se transformaron y formaron subgrupos aún más secretos, hubo algunos que eran peligrosamente nacionalistas, como fue el caso de ‘Mano Negra’, a quienes se les atribuyó el asesinato del archiduque austriaco Francisco Fernando en el año 1914, el cual desencadenó la Primera Guerra Mundial.
Cuando Hitler subió al poder en 1933, tanto la Sociedad Vril como Thule, recibieron el respaldo oficial del estado, en los programas de desarrollo continuo de discos volantes, tanto para vuelos espaciales y también como maquinaria de guerra.
Los miembros de Vril afirman que tienen la capacidad de viajar interdimensionalmente, con las naves voladoras Jenseitsflugmaschine y los discos volantes Vril Flugscheiben. Algunas teorías atribuyen el escape de Hitler y otros miembros del partido nazi al polo sur, con estas naves.
Aunque admiten que tuvieron una relación muy cercana con el partido nazi, no se hacen responsables del Holocausto, ni del Tercer Reich.