La leyenda del Mary Celeste

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El Mary Celeste fue una nave mercante hasta finales de 1872, año en el que fue encontrado a la deriva, con la comida servida en la mesa,

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La leyenda del Mary Celeste

El 5 de diciembre de 1872 el mercante británico “Dei Gratia” lo avistó con las velas extendidas, a unas 600 millas de las costas de Gibraltar, navegaba silencioso como se si tratara de un barco fantasma.  Tras observar el barco durante varias horas y no ver alama humana en su cubierta, el capitán, David Reed Morehouse, mandó a parte de su tripulación a abordar el Mary Celeste.

El “Mary Celeste”, un barco  de 31 metros de eslora y 282 toneladas de peso, con fama de maldito,  fue vendido en 1869 al empresario neoyorquino   James H. Winchester por 11 mil dólares. Fue utilizada como nave mercante hasta finales de 1872, año en el que fue encontrado a la deriva, con la comida servida en la mesa, los botes salvavidas en su lugar, y lo más extraños de todo, la tripulación parecía haberse evaporado.

Bajo el mando del capitán Benjamín Briggs, el barco  partiría el 5 de Noviembre desde  Nueva York con rumbo a Italia. En sus bodegas llevaba un preciado cargamento de barriles de alcohol industrial, mucho más valioso que el navío en sí. La tripulación constaba del capitán, siete experimentados marineros y dos pasajeras. Sarah, la esposa del capitán y Sophia Matilda, su pequeña hija de 2 años.

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Al abordaje del barco fantasma

Una vez a bordo,  los tripulantes del Dei Gratia observaron que la nave estaba desierta. La ropa de unos y otros estaba ordenada en sus respectivos cajones, así como las joyas, objetos de valor, comida,  agua y el cargamento al completo parecían estar en su lugar, pero lo que les sorprendió aún más fue hallar en la cocina, sobre un fogón todavía caliente, una cacerola con un pollo recién cocido y unos tazones de té aún tibios sobre la mesa central. El diario de navegación se encontraba en el cuarto del capitán; la última anotación era del día 24 de noviembre, pero no señalaba nada relevante. Según el diario, el tiempo había estado revuelto.

El capitán Moorhouse fue informado inmediatamente por el sub-oficial al mando de la expedición, sólo pudo deducir que la tripulación había sido víctima de una tormenta, pero Deveau, así se llamaba el sub-oficial, contradijo a su superior: “He encontrado una máquina de coser y sobre ella un frasco de aceite que difícilmente hubiera aguantado ahí de haber sufrido un fuerte oleaje”. El capitán miró a Deveau. En su rostro se reflejó la perplejidad. ¿Qué había sucedido con la tripulación? ¿Por qué huyeron? y en tal caso ¿Con que medios, si los botes de salvamento estaban todos en su sitio? Moorhouse hizo pasar algunos de sus hombres al barco fantasma, con la intención de llevarlo hasta Gibraltar donde reclamó una recompensa por su recuperación.

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Recompensa por el rescate

El 14 de marzo de 1873, el tribunal marítimo de Gibraltar dictó sentencia, Moorhouse y su tripulación cobraron la cantidad de 1700 libras por el rescate del “Mary Celeste.

A lo largo de los 12 años siguientes el “Mary Celeste” cambió de propietario  17 veces. Ninguno  dijo nunca algo bueno sobre él. Anduvo por la costa de los Estados Unidos, perdiendo cargamentos, velas y marineros, encallando e incendiándose con increíble regularidad, hasta que finalmente, en un intento de fraude a la compañía aseguradora, su último propietario lo cago con exceso de peso con la intención de hundirlo. Parecía que el “Mary Celeste” era víctima de una extraña maldición.

Sus restos fueron descubiertos en Haití en 2001. 116 años después, un motín, piratas, extraterrestres, y criaturas marinas han acompañado a las múltiples teorías sobre lo que sucedió realmente al “Mary Celeste”

Cuando el “Mary Celeste” arribó a puerto, el mismo Presidente del Consejo Marítimo de Su Majestad, El señor. J. Solly Flood, inició una minuciosa investigación. Los días 18 y 20 de diciembre, Deveau y sus hombres fueron interrogados por Solly. Pero el informe de la comisión no logró aclarar el misterio; concluyendo que la teoría más aceptada era que: “La tripulación consiguió apoderarse de la carga y los marineros en plena borrachera, asesinaron al capitán y a toda su familia, huyendo a bordo de otro barco”.

Fran González

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