Una momia y la bala en el cerebro

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Joder, como bebía el tío,  con una pajita se soplo diez cervezas y media botella de tequila. Yo también , claro. Me dijo que si antes de disparar no me apetecería ir al lavabo, la verdad es que la vejiga me apretaba y lo considere una buena idea, coño!, que frio que era el tipo.

Como es habitual me dirigí al fondo a la derecha y me senté en la taza, no quería dejar salpicaduras de orina ya no por las pruebas de la policía, sino por educación.

Al sentarme en el wáter empecé a sentir una extraña situación, el wáter tiraba de mi, de repente me absorbió y me encontré en el espacio profundo atravesando agujeros negros, agujeros de gusano y todo lo que había aprendido de física teórica en Stanford.

Otra realidad

Me pegué una leche considerable al caer en la cama de una estancia faraónica. A mi lado una mujer de bandera me pregunto que si yo era un Dios. Yo por lo que pudiera ser le dije que si. Smith el Dios de las camas. Por educación le pregunte por su nombre,

Anjesenamon me dijo la tía. Poniéndose a punto expreso su deseo de mantener relaciones sexuales con un Dios, yo confundido por el viaje, la extrañeza de donde estaba, y que hacia meses que no echaba un polvo le dije que si, faltaría mas. Nos metimos en faena, a mi su nombre me sonaba y no sabia de que, pero…

Sorpresa

De repente se abrieron unos cortinajes y apareció un tipo calvo pero con unos músculos de saca pan y moja. Empuñaba una espada y mirándome fijamente me dijo :Soy Tutankankamon hijo de Akenaton y siervo del Dios Amón y…

Como el tío se enrollaba y mientras descendía la espada hacia mi cuello le pegue un tiro con la Beretta en la cabeza y se acabo la historia. La bala cambiaría la historia y la momia lo sabía.

Anjesanamon tras ver la escena de la muerte de su marido con un rayo de fuego en mi mano, se puso cachonda y echamos un polvo piramidal. De aquí que puedo asegurar que el primogénito de Tutankamon llamado Ay era hijo mío.

Vuelta a la realidad

Mientras la reina dormía fume un cigarrillo en la letrina de la estancia real, cuando de repente volví a sentirme absorbido, atravesé galaxias, agujeros negros y caí de bruces ante Hawking.

Tom Roca: Un extraterrestre en el Bronx

Continua

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