Abducción de coña
Abducción de coña
La habitación se lleno de una luz azul, mi cuerpo flotaba en estado de ingravidez . Al vivir en un primer piso, tuve que atravesar varios rellanos, el hueco del ascensor y al llegar al tejado tuve que dejarles la llave de la puerta a los extraterrestres para continuar con mi abducción. Mi cuerpo se elevó hasta el platillo y salimos zumbando en dirección a la nave nodriza. La gran nave no estaba mal, llena de luces y pantallas, aunque yo creo que todo era de atrezzo para impresionar a los visitantes.
Empezaron de inmediato con las pruebas. Pinchazos, análisis, escáner, tomografías, ecografías, en fin, en unos minutos lo que me hubiera costado dos años en la Seguridad Social. Me implantaron un chip para controlarme, no me importó, más control del que ejercía el Ministerio de hacienda sobre mi era imposible. Todo bien, un poco de colesterol y pulmones de fumador. Entonces propusieron hacer un experimento sexual.
Afortunadamente, los alienígenas eran de la especie altos , rubios, tipo suecas y no bajitos, grises y cabezones. Como me iba a negar! La extraterrestre tuvo varios orgasmos múltiples y sus gritos se oyeron mas allá de la Constelación de Orión. Je, nunca habían abducido a un latino. Se mostraron amables y hasta me invitaron a una copa y un cigarrillo, en su planeta el tabaco no estaba prohibido.
Me invitaron a visitar su mundo, ningún problema ya que estaba en paro, me sobraba tiempo y unos millones de años luz no eran problema. Majo el planeta, muy parecido a la Tierra pero sin contaminación, esto lo encontraba a faltar.
Las discotecas no cerraban en toda la noche y en los restaurantes triunfaba la comida de fusión terrícola. Para mi que habían abducido a Ferrán Adrià. Ya puestos en confianza les pregunte si podía quedarme en el planeta si encontraba un curro. Me dijeron que las normas de inmigración en su mundo eran peores que las de la CEOE. Nos largamos a la Tierra.
Me abandonaron en un descampado cerca de casa, me atracaron dos veces en el camino, pero iba tan sumido en mis pensamientos, que ni les hice caso, con gran sorpresa por su parte. Ya sentado en el sofá, decidí no contarlo a nadie. Total para salir en la portada del New York Exprés.
Solo seria otro caso de abducción que nadie creería. Pero que me quiten lo bailao.