Sexto sentido animal
Sexto sentido animal
Kirtsada Salangam, un cuidador, o mahout de elefantes, está convencido de que tanto él, como sus compañeros y cinco turistas japoneses, deben su vida al sexto sentido de los animales.
“Me sorprendió ver a mi elefante y a otros gritar desde primeras horas de la mañana el día del maremoto” “Los elefantes no nos obedecían y miraban al mar. También me di cuenta de que los pájaros volaban de manera extraña pero no tenía la menor idea de que se preparaba una gran tragedia”
Cuando los elefantes empezaron a romper las cadenas de sus patas y emprendieron una estampida hacia las colinas, los cuidadores y una familia de cinco turistas japoneses empezaron a tener miedo y correr tras ellos.
“Cuando corríamos a las montañas me volví a ver la ola que golpeó la costa y arrastraba camiones de 18 ruedas y gente al mar. Fue espantoso”
“En un primer momento, pensé que tenían miedo de algún gato o algún perro, pero ahora sé que salvó nuestras vidas. No tengo idea de lo que hubiera ocurrido si no nos hubieran llevado a las montañas”
Esta historia, una de las muchas que se cuentan acerca de la tragedia del tsunami que asoló las costas de Tailandia, y cuyas imágenes seguro aun guardamos en nuestra memoria, tan solo es una de las miles que conocemos acerca del sexto sentido animal relacionado con catástrofes naturales.
Sin embargo, algunos creen que la sensibilidad animal va más allá.
El parapsicólogo norteamericano doctor Robert Morris utilizó animales como «controles» en sus experimentos durante los años sesenta. En una ocasión estuvo estudiando una casa habitada por fantasmas, y concretamente una habitación en la que había ocurrido una tragedia. Utilizó un perro, un gato, una rata y una serpiente de cascabel:
- «Cuando hice entrar al perro menos de 1 metro dentro de la habitación, empezó a gruñir a su dueño y volvió a salir por la puerta. De ningún modo pudimos evitarlo, y además se negó a entrar de nuevo.
- El gato fue introducido en la habitación en brazos de su amo. Cuando llegó a una distancia parecida dentro de la habitación, saltó inmediatamente sobre la espalda del amo, clavándole las uñas, luego saltó al suelo dirigiéndose hacia una silla. Pasó algunos minutos bufando y mirando fijamente una silla vacía situada en una esquina de la habitación, hasta que le sacamos fuera…»
- La serpiente de cascabel adoptó inmediatamente una postura de ataque, dirigida contra la misma silla que había intrigado al gato. Al cabo de un par de minutos giró lentamente la cabeza hacia la ventana, para luego apartar la vista de ella y adoptar de nuevo la posición de ataque al cabo de cinco minutos.
El único animal que no reaccionó fue la rata, al cabo de un rato los cuatro animales fueron examinados en otra habitación de la casa, y allí se comportaron con toda normalidad.
Este tan solo es uno de las cientos de investigaciones que se han efectuado sobre el más que posible sexto sentido de los anímales, un sexto sentido que va mucho más allá de creer o no en fantasmas.
A lo largo de la historia, los animales, todos en su conjunto, han experimentado un comportamiento anormal ante determinadas situaciones, catástrofes naturales, accidentes, guerras o incluso ante la inminente muerte de personas, conocidas o no.
Y estoy seguro de que muchos de los que leen este artículo, podrían contar alguna experiencia personal de alguna de sus mascotas.
La ciencia lo atribuye a que muchos animales gozan de algunos sentidos mucho más desarrollado que las personas, eso es innegable, el olfato o el oído de algunos de ellos sobrepasan totalmente nuestras expectativas humanas.
Pero otros, aun asumiendo este desarrollo, creen que hay algo más. Creen que en realidad todo se debe a que los animales mantienen un vínculo estrecho con la naturaleza y su entorno.
Un vínculo que las personas hace ya muchos siglos que dejamos de tener, nuestro raciocinio, nuestros prejuicios, nuestra cada vez menos sensibilidad.
Nos han separado totalmente de la madre tierra.
O hemos perdido el instinto, o rara vez le hacemos caso. No nos dejamos llevar por él, nos asusta alejarnos de lo que consideramos la lógica de la razón.
Ante esto, solo nos quedan dos opciones, o seguir como estamos, o intentar recuperar ese vínculo, bien sea de manera individual o colectiva.
Pero elijamos una opción u otra, de momento lo que si podemos hacer todos, es observar a los animales. Ya que sin duda y aunque nos cueste creer, todavía tienen mucho que enseñarnos.
No quiero concluir sin mi conclusión sobre el experimento del doctor Morris, ¿Y la rata? ¿Acaso carece de ese sexto sentido? Pues creo que no, sencillamente.
Pienso que tanto la rata, como muchos otros animales, entre otras cualidades, tienen el de la conciencia colectiva. Están conectados entres si, por lo tanto, y conociendo el hábitat natural de estos roedores, supongo, que están demasiado acostumbrados a convivir con fantasmas.
Los animales, queridos niños, comprenden los sentimientos, aunque no entiendan todas las palabras. “Antonio Mingote”
http://www.ivoox.com/narradores-del-misterio-t3-x-10-13-noviembre-audios-mp3_rf_9382898_1.html