Prypiat: La Ciudad Fantasma

Investigadores, científicos y las fuerzas de seguridad que custodian la llamada zona de exclusión, son los únicos habitantes de la ciudad ucraniana de Prípyat, una ciudad con restaurantes, escuelas, hospitales y gimnasios, una ciudad con cientos de apartamentos en los que fácilmente se pueden encontrar fotografías, juguetes, objetos personales, recuerdos de toda una vida, la vida de unos habitantes obligados a abandonar sus casas en una evacuación más que necesaria y que convirtió a Prípyat, una ciudad de más de 500.000 habitantes antes del incidente en, posiblemente, la mayor ciudad fantasma de la Tierra. Curiosamente, el parque de atracciones de la ciudad debería haberse inaugurado al día siguiente del suceso, motivo por el que posiblemente, la noria, conocida como la rueda de la fortuna, oxidada y nunca utilizada, se ha convertido en la imagen más popular de la ciudad.

En la mañana del 26 de abril de 1986, el reactor número cuatro de la central nuclear de Chernóbil en la ex Unión Soviética explotó. El incidente esta calificado con el grado más alto posible en la Escala Internacional de Accidentes Nucleares. El resultado de tal desastre fue una lluvia radiactiva 400 veces mayor que la de Hiroshima, el vapor que se propagó a través de gran parte de la geografía mundial, llego a Suecia y a muchas partes de Europa Occidental en apenas 48 horas después del evento, en muchas partes del mundo se temió de que el accidente provocara un llamado “Síndrome de China”, que la tierra se partiera en dos,   La catástrofe dejó la cercana ciudad soviética de Pripyat en una ciudad fantasma radiactiva, y según cuentan también en una ciudad donde los fenómenos inexplicables se cuentan por decenas.

La radioactividad

Aunque algunos afirman que la supuesta actividad paranormal no es más que las consecuencias derivadas del alto nivel de radiactividad, otros creen que son las partículas radiactivas las que actúan como un excelente combustible para el más allá. Sea lo que fuere que pasa  en Pripyat, las investigaciones de cualquier tipo se encuentran con un gran problema añadido, los niveles de radiación son tan altos que los visitantes sólo pueden estar un tiempo determinado, un tiempo bastante corto. En muchas investigaciones paranormales cuando los equipos comienzan a experimentar ciertos fenómenos inexplicables, las alarmas de radiación suenan. En ese momento tienen que abandonar el lugar de inmediato.

Aun a pesar lo de los imprevistos, son muchos los que afirman haber visto misteriosas sombras y siluetas de personas. Se habla también de apariciones de antiguos médicos y bomberos caminando en medio de las calles y edificios abandonados. También se han informado sobre una luz ámbar que aparece sin explicación sobre las instalaciones abandonadas. Algunos militares denuncian ser tocados por presencias invisibles. Afirman presentar una sensación general de malestar y la sensación de ser observado desde las ventanas vacías. El sonido de niños riendo y jugando, al parecer también forman parte del paisaje de Pripyat.

Fenómenos inexplicables en la Ciudad Fantasma de Prypiat

Lamentablemente para los amantes de los fenómenos inexplicables,  posiblemente nunca sean lugares lo suficientemente seguros. Chernóbil y sus alrededores, considerados la zona cero de los sucesos paranormales no permite llevar a cabo una adecuada investigación. Es complicado explicar los vínculos entre la radiactividad y lo paranormal, si es que los hay. Jamás sabremos si entre sus calles, sus viviendas y sus parques, las almas que por allí vagan serán olvidadas con el tiempo. Lo mismo pasarña con la tragedia que les tocó vivir.

Los funcionarios soviéticos fueron inicialmente herméticos sobre las muertes relacionadas con Chernóbil. Sin embargo, con el fin de la Guerra Fría algunos documentos relativos al accidente fueron desclasificados. La versión oficial cuenta que, durante los tres meses siguientes, 31 personas murieron a causa de la enfermedad por radiación aguda, aunque el número total no lo sabremos nunca, teniendo en cuenta que el incidente se sigue cobrando víctimas entre generaciones a través de los cánceres, malformaciones congénitas  y enfermedades varias.

Fran Gonzalez

 

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