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Proyecto Paperclip o el Plan de adopción de Nazis

El Proyecto Paperclip (originalmente Operación Overcast) fue el nombre en clave de la operación realizada por el Servicio de Inteligencia y Militar de los Estados Unidos. Se trataba de extraer de Alemania científicos nazis, principalmente aquellos especializados en las llamadas Armas Maravillosas del Tercer Reich. Sobretodo cohetes, armas químicas y experimentación médica, al término de la segunda guerra mundial.  No hace falta decir que, en este plan masivo de adopción, los antecedentes criminales  de los beneficiados se obviaban completamente.

Al finalizar la guerra…

Entre 1945 y 1955, unos 1000 nazis fueron llevados a EEUU para trabajar en diferentes departamentos de la administración norteamericana, ciencia, educación,  medicina, industria armamentística, muchos de estos llegaban acompañados de familiares y amigos. Se calcula que en total fueron alrededor de 50.000 las personas vinculadas del régimen nazi. Una cantidad nada desdeñable que llegaron a los Estados Unidos durante ese periodo de tiempo. Cuesta creer que  existan cientos de películas, libros y artículos y reportajes acerca del holocausto, y que la información sobre este proyecto sea más bien escasa, y que ni tan siquiera la comunidad judía en norteamérica,  nutrida y poderosa hiciera demasiado ruido en torno al hecho.

Fue el 12 de mayo de 1945, cuando Herbert Wagner, creador del primer misil teleguiado nazi,  aterrizaba en Washington D.C. en un avión militar de la fuerza aérea estadounidense, tan solo doce días después de la rendición de Alemania, lo que hace pensar  que esta organización ya estaba operativa mucho antes de la rendición alemana. Recientes investigaciones han aportado pruebas de la estrecha relación que existía entre los nazis y las grandes familias de poder de los Estados Unidos.

El traslado

La primera operación de traslado de científicos nazis a EEUU se denominó Operation Overcast. La Operation Overcast fue rebautizada con el nombre de Project Paperclip fue avalada por el Presidente Truman en agosto de 1945. Esto permitió la entrada de nazis, siempre y cuando no tuvieran un expediente de “ardiente colaboración” con el nazismo. Para cumplir con este requisito, muchos expedientes fueron oportunamente  retocados, o directamente desaparecieron, pues muchos de ellos eran miembros prominentes de las SS o de la GESTAPO.

Wagner sería el primero de casi un millar de científicos nazis, ingenieros aeronáuticos, físicos, químicos, médicos, psiquiatras o genetistas  fueron recibidos por las diferentes autoridades norteamericanas y puestos a trabajar en departamentos clave de la sociedad americana, principalmente la NASA.

Werner Von Braun

El más célebre científico del Proyecto Paperclip  es sin duda Werner Von Braun, mayor de la SS en 1940, padre de todo el proyecto espacial de la NASA y su jefe  durante décadas,  y que las enciclopedias  presentan como un “científico americano de origen alemán”.  El considerado “héroe que llevo al hombre a la Luna”, era el  mismo que como director del centro de ensayos de Peenemunde, había ordenado ejecutar a decenas de “trabajadores forzosos” del centro.

Otros menos casos menos conocidos son los de Walter Gerlach (Nobel en 1921, especializado en polarización magnética y anti-gravedad)]. También Walter Dornberger, Werner Heisenberg (Nobel en 1932). Destacable el de Paul Harteck (centrifugación del uranio gaseoso) o Kurt Diebner (bomba atómica). Especial importancia el caso de Erich Bagge (uranio enriquecido). En 1952, en los inicios de la guerra fría, otra operación denominada Project 63 fue diseñada específicamente por la CIA. En este caso era para captar a más científicos alemanes y evitar que pasaran a trabajar para los soviéticos.

Queja formal

Ante la fuga de cerebros provocada por el Proyecto Paperclip, el gobierno federal alemán formuló una queja formal ante el gobierno  estadounidense, Lástima que no tuvieran en cuenta que el secretario de estado del presidente Eisenhower, John Foster Dulles, responsable de gestionar la petición, era a su vez hermano de Allen Dulles, que antes de convertirse en el primer director de la CIA había formado parte del gabinete jurídico de Schroeder Bank, el banco alemán que apoyó la subida de Hitler al poder. El expediente se cerró cambiando el nombre al proyecto, que a  partir de entonces pasó a ser el Defense Scientists Inmigration Programm (DESSSIP). Otro dato a resaltar es que el interlocutor y traductor del proceso fue un joven oficial de 22 años del servicio de inteligencia militar de los EEUU. Su nombre era Henry Kissimger.

Gracias a las conversaciones entre Allen Dulles, el abogado americano del Schroeder Bank alemán que había financiado  a Hitler,  y el jefe de espionaje nazi Reinhard Gehlen, traducidas por el joven judío alemán Henry Kissinger y con la colaboración de otro peligroso nazi con expediente retocado, Skorzeny], nació en 1947 la CIA, un verdadero poder dentro del poder que diseñaría buena parte de la política tanto interior como exterior, de los EEUU,  hasta límites insospechados.

Poca trascendencia pública

Poco ha trascendido a la opinión pública la relación existente entre algunos miembro de la elite industrial y financiera estadounidense con el régimen nazi. Henry Ford, por ejemplo, fue condecorado por el Führer en 1932 por su libro antisemita “El judío internacional”. Y por todos es sabida no solo la afinidad política sino también la colaboración activa. Nunca escondieron que con el III Reich tuvieron la familia Du Pont, propietaria de General Motor, o los miembros del clan Rockefeller.

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Desde un punto meramente ideológico, sería difícil entender, que americanos, judíos y nazis pudieran colaborar juntos en cualquier cosa. Pero aquí no se trata de izquierdas o de derechas, ni de judíos o antisemitas. De lo único que se trata de es de unir fuerzas. Se trata de buscar la forma de controlar y usar a la población para sus propios intereses. Fuerzas que seguro siguen unidas a día de hoy, para dominar y dirigir al mundo más allá de los gobiernos de turno.

Fran González

 

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