El origen del mal de ojo se remonta a la antigua Babilonia y Egipto, habiéndose observado también entre sumerios e hititas. Estos pueblos pensaban que la maldad que anida en el ser humano sale a través de los ojos. Lo curioso de esta creencia es que, en lugares geográficamente muy distantes, las diversas culturas han atribuido a ciertos tipos de mirada poderes maléficos y han buscado diferentes maneras de protegerse contra ellas.

Diferentes pueblos , las mismas creencias

Los pueblos de Anatolia, por ejemplo, han utilizado a modo de amuleto un ojo de cristal azul. La razón de que éste sea el color que les protegiera, al parecer, proviene del hecho de que sus invasores, los nórdicos, pertenecieran a un grupo étnico de ojos azules. Posiblemente esto les llevara a creer que, con sólo mirarles, les provocaban ” nazar” o mal de ojo.

Actualmente, en muchos pueblos pequeños del oeste de Turquía se siguen produciendo en primitivos hornos caseros estos ojos de cristal que son usados como amuletos. Utilizan para ello cristal reciclado que mezclan con cobalto, ópalo y zinc para obtener el color deseado. Para que sean más efectivos, deben cocerse con leña de pino.

En Sudámerica, África y Europa

En Sudámerica, muchos indígenas, por ejemplo los aimaras bolivianos, se niegan a dejarse fotografiar. No permiten que se les mire a través de un aparato para ellos desconocido. Cuando alguien lo intenta, se giran de espaldas y si se insiste, se enfadan.

En África, el mal de ojo es una ceremonia sumamente temida. Generalmente es practicada por hechiceros; éstos siempre procuran que su víctima se entere de que se ha realizado el maleficio y, si en la comarca consideran que el brujo tiene poder, el afectado ni siquiera intenta combatir el maleficio, tan seguro está de que su suerte no puede cambiar.

En Europa, por ejemplo, a los niños se les cuelga del cuello un trozo de coral rojo para combatirlo y la ” higa”, a menudo tallada en azabache, ha sido un símbolo utilizado por diversos pueblos para librarse del maleficio de las miradas malintencionadas. Los amuletos y los ritos para combatirlo son incontables. Cada pueblo ha creado el suyo. Son muchos los que han llegado hasta nuestros días. Existe la recomendación de colgar una imagen del Sagrado Corazón detrás de la puerta, como se recomendaba en la Europa medieval. también hay complicados ceremoniales destinados a curar a la persona que lo ha contraído.

Se cree que el mal de ojo es motivado generalmente por el deseo de una persona envidiosa o celosa de causar mal en otro. Sin embargo, no siempre el mal de ojo es voluntario o supone una mala intención. Si una persona atrae, sin querer, energías negativas puede causar, con el simple hecho de tocar a otra, un ojeamiento.

Si existen dudas, se puede utilizar varios ritos que pueden ayudar a detectarlo en una persona. A continuación se describen algunos de ellos.

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Rito del aceite

Ingredientes: 1plato blanco, agua y aceite de cocina.

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