Profetas y profecías
Profetas y profecías
No cabe duda, de que las profecías están sujetas a las interpretaciones, e incluso que muchas de ellas se han cumplido a su manera. A la manera que muchos han querido ver como el cumplimiento de las mismas.
Al enemigo, el enemigo sea prometido,
No aguantará, los cautivos retenidos:
Capturados, prima muerte, y el resto en camisa.
Maldito el resto por ser apoyados.
Centuria X-I de Nostradamus
Profetas bíblicos
Nostradamus, Juan de Jerusalén, ellos aventuraban hechos, sucesos, momentos que situaban en algún lugar indefinido en el tiempo, dejando a otros la responsabilidad de corroborar el cumplimiento de sus predicciones.
Otros como Baba Vanga, fueron más atrevidos. Pusieron fecha a sus predicciones, con el riesgo que eso comporta, y si no que se lo digan al prestigioso diseñador Paco Rabanne y su famosa profecía sobre la estación espacial Mir.
He de decir, que las profecías no son mi fuerte, no les presto demasiada atención. Supongo que por la misma razón de que no me gusta que me lean la mano, ni que me echen las cartas, no me gusta que nada ni nadie condicione mi futuro, yo no sé si el destino está escrito, pero en el caso de que así fuera prefiero vivir en la ignorancia.
Sumerios, persas, griegos, romanos, egipcios, mayas, todas las civilizaciones antiguas han tenido sus grandes profetas.
Al igual que las civilizaciones actuales, facebook y twitter también los tienen. Cuatro días de oscuridad, un meteorito rozará la Tierra. El gran colapso que se predijo para la noche de fin de año de 1999 que nunca existió, ni tan siquiera cambiamos de siglo, aunque algunos insistieran en ello. Y el 2012 tan solo sirvió para engrosar las arcas hollywoodienses. Pero los profetas con sus profecías siguen estando ahí.
Que nadie me malinterprete, el simple hecho de que alguien comparta con los demás su visión acerca de lo que está por venir merece todos mis respetos, equivocados o no, hay que tener mucho valor.
Lo único que pretendo decir, es que si estuviéramos seguros de que mañana es nuestro último día sobre la tierra, se nos ocurrirían miles de cosas que hacer y que decir, visitar un lugar que siempre hemos deseado conocer, congraciarnos con aquellos de los que nos separamos por más o menos motivos, o hacer esa pequeña locura que nunca nos atrevimos hacer.
A lo mejor era eso lo que querían los profetas, hacernos ver que mañana es nuestro último día sobre la tierra como amenaza para que vivamos plenamente el hoy. Y si fuera así, mi consejo sería: ¡Haced caso a los profetas!
Llegados plenamente al año mil que sigue al año mil. El hombre sabrá, que todos los seres vivos son portadores de luz y son criaturas que deben ser respetadas. Habrá construido las ciudades nuevas en el cielo, sobre la tierra y sobre el mar. Conservará en la memoria lo que fue y sabrá leer lo que será; ya no tendrá miedo de su propia muerte, pues en su vida habrá vivido muchas vidas y sabrá que la luz nunca se apagará. Juan de Jerusalén