Las pandemias que vendrán
Todos lo sabemos perfectamente, en el camino de la vida algunos viajan en clase VIP, otros en clase turista, y otros, los más, viajan como pueden. Con la muerte sucede lo mismo, aunque tarde o temprano somos conscientes de que la muerte nos visitará algún día. Lo que está claro es que cuando ese momento llega no a todos nos saludará de la misma manera. Si naces rey, el pueblo llorará tu muerte, aunque no sea mas que de una manera hipócrita y durante los días que se establezcan de luto oficial. Si por contrario te tocó nacer en el mundo de los marginados, igual, con un poco de suerte, te llorará alguno de tus allegados. Lo que también te puede suceder es, o bien que nadie se entere de tu fallecimiento. También que esta deje totalmente indiferente a un entorno demasiado acostumbrado a convivir con ella. Las pandemias que vendrán
-Dígame, doctor, ¿es cierto que van a levantar un monumento a los muertos de la peste?
-Así dice el periódico. Una estela o una placa.
-Estaba seguro. Habrá discursos.
El viejo reía con una risa ahogada.
-Me parece estar oyéndolos: “Nuestros muertos…”, y después atracarse.
(La peste – Albert Camus)
Un poco de historia
A lo largo de la historia, la humanidad se ha visto azotada por terribles enfermedades, lepra, peste, viruela, gripe, sida o ébola. Hubo un tiempo, cuando era niño, que creía que era la propia Tierra la que provocaba estas enfermedades, este era su control demográfico, y quien mejor que ella para saber cuantos le caben y cuantos no. Pero fui creciendo, fui observando y fui pensando, entonces me di cuenta de que, si exceptuamos las pandemias de la antigüedad, y de estas seguro que la historia aun nos tiene reservadas algunas sorpresas, el resto, las modernas, aquellas que de alguna manera he podido oír o ver a través de los medios, estas, o bien solo han afectado en su mayor parte a una zona concreta del mundo, a la de los países más pobres y desfavorecidos. O en caso contrario han servido para enriquecerse aun mas a aquellos que miran a los primeros con total desprecio.
Conspiranoico:
Se dice de la persona que tiene la ridícula y absurda creencia de que un gobierno puede mentir o de que un grupo de personas o una organización puede conspirar para hacer algo malo o delictivo, menuda definición. Hasta hoy nunca me dio por buscar la definición de la palabra, simplemente me tuve por conspiranoico sin saber muy bien cual era su significado, ahora resulta que soy ridículo y absurdo. Ridículo por no pensar que si la OMS advirtió del peligro de la gripe aviar, aun cuando esta resultaba insignificante en comparación con la gripe común, e incitar a una vacunación masiva, cuyos virales, curiosamente solo comercializaban dos empresas farmacéuticas en manos de los que por aquella época eran presidente y secretario de defensa de los Estados Unidos, nos era más que fruto de la casualidad.
Y absurdo, absurdo por pensar de que el hecho de que algunos políticos o científicos lleven años enarbolando la bandera del ébola como arma contra la superpoblación y la ferocidad con que el virus está actuando últimamente guardan alguna relación, y por creer que los países ricos tienen el remedio para combatir eses virus, pero que no piensan compartirlo con los países del tercer mundo.
Miedo
En el fondo, si lo miramos fríamente, las palabras ridículo y absurdo no son más que dos palabras para que se resumen en una otra…miedo. Si nos consideramos a nosotros mismos ridículos y absurdos por pensar, por investigar o por creer, tendremos miedo a decir lo que pensamos, lo que investigamos o lo que creemos. Y eso, eso el mejor arma de los poderosos, el miedo. De modo que en lo que a mi respecta pueden seguir llamándome conspiratorio tantas veces como quieran, porque no es mi intención dejar de pensar . ¿y miedo? Por supuesto, tengo miedo, miedo a que mis sospechas se hagan realidad, porque, en algunas ocasiones, no hay nada mas aterrador que conocer la verdad.
Guerra, peste y carestía, andan siempre en compañía. (refrán anónimo)
Fran González