Mi viaje en el tiempo
Mi viaje en el tiempo
Después de leer unos libros de Stephen Hawking, investigar la teoría de cuerdas, leer un par de libros de física cuántica y descartar un par de postulados de Einstein, decidí fabricar mi propia maquina del tiempo.
Con unos muebles de Ikea y algunas piezas de la ferretería del barrio, la hice y quedo mas chula que la de H.G.Wells. Los viajes en el tiempo son puñeteros ya que te puedes encontrar a ti mismo, o a papá y mamá cuando ligaron y si intervienes se puede producir un cambio en la historia, paradojas temporales le llaman.
Mi mujer y mis hijos me habían abandonado por culpa de mis delirios y los vecinos no me hablaban por a causa del follón que organizaba cada noche en la construcción de la maquina.¡ A la mierda con todos ! Aquella noche, empezaría mi viaje.
Fijé la fecha: 22 de Febrero de 1981,el día antes de golpe de estado en España. Pulse el botón y ¡Zoom!. Aparecí en uno de los poblados de la droga alrededor de Madrid. Tuve que pagar a unos chavales para que vigilaran la maquina, antes de que la vendieran como chatarra.
Me pasé por el forro todas las normas de los viajes temporales y me presenté en un conocido bar de Madrid, donde estaban reunidos todos los golpistas. Pague varias rondas y al cabo de unas horas y al grito de ¡Viva Egpaña!, Tejero y yo acabamos cantando jotas. Acabamos la noche en un conocido prostíbulo de la capital, Tejero no pudo evitar pegar dos tiros al aire al grito de ¡Se sienten, coño!
Tenía el guíon preparado, las prostitutas ni se inmutaron ya que estaban acostumbradas a toda clase de excentricidades. Al día siguiente, 23 F, no paso nada. Con una gran resaca, me pusieron un coche oficial para regresar a mi maquina, los otros siguieron durmiendo la mona. Aquel día el rey, confundido, no pudo pronunciar el discurso que le había costado un año de redactar y se fue a cazar elefantes en Botswana para consolarse.
Otros políticos que estaban al loro de lo que iba a pasar se quedaron desconcertados. Algún militar desorientado, saco los tanque a la calle, pero solo consiguió un gran atasco de trafico. Enchufé el temporizador de la maquina y ¡Zoooom!, atravesé agujeros negros, galaxias desconocidas y se me pasó el resacon cuántico que llevaba encima.
A la vuelta, el mundo había cambiado. Se había proclamado la tercera republica, Rajoy era un próspero vendedor de seguros, Aznar estaba ingresado en un psiquiátrico, Felipe González no pudo ingresar en ningún consejo de administración y vendía pulseras artesanales en el Rastro, Zapatero trabajaba en el programa de Ana Rosa comentando noticias del corazón.
Mi mujer era otra, una rubia impresionante y mis hijos también, los vecinos también habían cambiado, eran una panda de okupas que tocaban los bongos hasta altas horas de la madrugada.
A veces las paradojas temporales, son de puta madre.
Tom Roca