Meditar con respiración
Meditar con la respiración
Este ejercicio para principiantes nos ayuda a ejercitar la mente para calmarla y lograr distanciarnos de lo que experimenta en el día a día. De esta manera reconduciremos nuestros pensamientos alejándonos de un estado mental agitado en el que suele encontrarse. Nos sentaremos tan derechos como nos sea posible, sin caer en la rigidez. Llevamos toda nuestra atención al cuerpo y procuramos relajarnos completamente: la cabeza, el cuello, los hombros y los brazos, la espalda y el abdomen. Cerramos los ojos y llevamos la lengua el paladar. Esta es la manera de meditar con respiración.
Centramos nuestra atención en la corriente de aire que se forma en la punta de la nariz, y hacemos un par de respiraciones profundas. Ahora nuestra atención va dirigida a la respiración, ya sea en la nariz o en el abdomen. Contaremos del uno al 21 y luego volvemos a empezar. Otra forma es repetirnos mentalmente adentro y afuera. La respiración tiene que ser completamente natural y sencilla.
No importa si estamos respirando de forma rápida o si estamos respirando más lentamente, sea como sea está perfectamente bien. Observamos la respiración tal y como es y la contamos.
Si algún pensamiento llega a nuestra mente sencillamente lo dejamos ir y regresamos a nuestra respiración, observando nuestra respiración.
Inhalamos exhalamos, y tomamos conciencia de como el nuestro abdomen se llena con el aire de la respiración y se vacía, nos damos cuenta de cómo nuestros pensamientos van y vienen, y volvemos nuestra atención a la respiración.
Seguimos observando la respiración.
Y cada vez que sorprendamos a nuestra mente distraerse volvemos a centrar la atención en la respiración… Inhalar, exhalar.
Cuando estemos preparados regresamos lentamente, abriendo los ojos y percibiendo el mundo que nos rodea.
Esta será la vía de meditar con la respiración.