Salvora

La Mariña-Sirena

La isla de Sálvora se encuentra en la desembocadura de la ría de Arousa, ubicada entre las puntas que forman Aguiño y O Grove, y pertenece administrativamente al Ayuntamiento de Ribeira (A Coruña). Dista de tierra firme 3 km, ocupa cerca de 190 hectareas y tiene una cota máxima de 71 metros.
En el año 2002 se integró en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia, que comprende las Islas de Cíes, Ons, Sálvora y Cortegada.

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Repoblada en S.XIX

La isla estuvo poblada hasta principios del siglo XVII, pero debido al ataque de los piratas y al secuestro de alguno de los poco más de una docena de habitantes, acabó finalmente despoblada. No fue hasta finales del sigo XIX cuando empezó a recuperar su población, compuesta por varios habitantes de Carreira, unos sesenta, que se desplazaron hasta la isla para trabajar en explotaciones agrícolas y ganaderas.

Pero en los años setenta se volvió a quedar sin vecinos otra vez, ya que éstos fueron reclamados para trabajar fuera de la isla por las industrias propiedad de la familia de ésta. El último habitante abandonó la isla en el año 1972, aunque el faro siguió habitado unos cuantos años más, dependiendo de la Autoridad Portuaria de Villagarcía de Arousa.

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¿Qué representa?

La Isla es un conjunto de islotes pedregosos con formas curiosas y que con marea alta algunos de ellos quedan escondidos, haciendo la navegación peligrosa por el norte, en el llamado Canal de Sagres. La leyenda del Hombre de Sagres cuenta el porqué de los nombres puestos a todos esos pequeños islotes.

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En la época en la que las tribus de los celtas llegaban por oleadas a las costas de Galicia, antes de su romanización, habitaba en Galicia un pueblo llamado Oestrymnios o “comedores de ostras”, considerados como los primeros gallegos.

Leyenda

Cuenta la leyenda que todo el que osara amenazar a esta tribu se convertía en piedra. El rey de la tribu celta de los Seafes, aún conociendo este encantamiento quería invadir el territorio de los Oestrymnios así que pensó librarse de él casandose con Forcadiña, la hija del jefe de la tribu. De este matrimonio nació Noro. Pero se descubrió su plan y se produjo el encantamiento.

 

El rey de los Saefes se quedo petrificado, convirtiéndose en el hombre de Sagres, una piedra con forma humana que hay en el islote de Sagres; su lengua se partió en siete pedazos, convirtiéndose en el islote de las Setelinguas; su mandíbula se rompió, son las piedras Conles Queixadas y sus muelas son las rocas que con marea baja se ven frente a Setelinguas. Forcadiña y Noro también formaron unos islotes de piedras y las demás formaciones rocosas son los restos de los barcos de los invasores.
Esta es una de las versiones más extendidas. En otras las formaciones rocosas son la propia Forcadiña que maltratada por su marido salta en pedazos, su padre al saber lo sucedido, echa la maldición que alcanza a todos, incluso a los animales que estaban en la isla, convirtiéndolos en piedras, así surgen esas formas tan caprichosas.
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Santa Compaña

La leyenda de la Santa Compaña surge por “los bolos” o las piedras graníticas con curiosas formas talladas por la lluvia y el viento que inundan el paisaje de Sálvora. La imaginación popular los convierte en ánimas en pena que van en procesión guiados por un hombre vivo que ha sido condenado a vagar, con una cruz y un caldero, todas las noches, hasta encontrar otro ser humano que lo remplace, al que entregara la cruz y el caldero.
De día no recordara lo que ha hecho por la noche, pero ira desmejorando su aspecto, estando cada vez más pálido y delgado.  Para evitar unirse a la Santa Compaña o remplazar a su guía hay que hacer un circulo en el suelo, meterse dentro boca abajo, sin mirar a la cara a los muertos cuando los veamos pasar, que según la tradición es todos los viernes. Salen de lo alto de Gralleiros, en la isla, hasta la playa, para dirigirse a la isla de Noro y pasar allí el fin de semana ocultos en sus cuevas.
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Pazo de Otero – Goyanes

Bien pero la verdadera leyenda de la la Isla de Sálvora está relacionada con los mariños, es decir sirenas. Qué son los mariños: Los mariños son lo que se conoce como sirenas en la tradición popular a nivel mundial. Son seres sobrenaturales que moran en el mar, en furnas submarinas o en cuevas del litoral.
Salen muy poco a la superficie por eso los hombres no los pueden ver. Se cree que tienen los dientes verdes por las algas. Algunas historias dicen que son buenos con los marineros porque son un buen presagio para la pesca, otras leyendas los describen como la imagen que tenemos todos de una sirena: con cola de pez pero otras, dicen que tienen las mismas extremidades que los hombres solo que deformadas en forma de aletas.

La leyenda de la sirena Mariña surge para explicar el origen de los antiguos propietarios de la isla, los Otero-Goyanes.

Cuenta la leyenda que un caballero francés abandonó su patria en búsqueda de un retiro donde terminar tranquilo sus días. Cuentan que podría ser el caballero Roldán. No habría muerto en Roncesvalles si no que se retiró a esta pequeña isla en busca del descanso de sus batallas.

Cuentan que este caballero, da igual fuese o no Roldán, cabalgaba una mañana por la orilla de la isla. Estaba contemplando la inmensidad del mar cuando observó a lo lejos el cuerpo de una mujer tendido en la arena. Pensando que pudiesen ser los restos de un naufragio, en si aquella mujer habría fallecido en el naufragio dirigió su caballo raudo y veloz hacía aquel cuerpo que yacía en la arena.

A medida que se acercaba a ella, nuestro caballero comenzó a distinguir los rasgos de la dama. Era joven, hermosa pero al llegar a su lado descubrió con sorpresa que se trataba de una sirena. Pero Roldán no huyó, ensimismado por la belleza de la sirena, sin mediar palabra, la subió a lomos de su caballo y la llevó a su morada.

Roldán decidió entonces quitarle una a una y con sus propias manos las escamas a la sirena. Ensimismado por su belleza, Roldán llevó a la sirena a su lecho.

A la mañana siguiente Roldán reparó en que no conocía el nombre de la bella sirena. Le preguntó entonces su nombre pero ella fue incapaz de responder, la bella sirena era incapaz de articular palabra. Roldán estaba enamorado de esa mujer de la que solo sabía que había llegado del mar… Sigue con Roldán la bautizó con el nombre de Mariña.

La Sirena Mariña

Roldán y Mariña pasaron sus días felices pero por más que lo intentaba Mariña no era capaz de emitir ninguna palabra. El culmen de su felicidad llegó con la llegada de su primer hijo.

Un noche, la noche de San Juan (noche mágica donde las haya) los allí congregados cantaban y bailan alrededor de la hoguera. Mientras Mariña sonreía y mecía en brazos a su pequeño. Roldán se acercó a Mariña. Tomó a su hijo en brazos y se dirigió hacía la hoguera para cumplir la costumbre de saltarla y así purificarse. Mariña, mujer venida del mar, sirena antes de mujer, desconocía dicha tradición, pensó que su marido había perdido la razón y quería deshacerse de su vástago, en ese momento, Mariña gritó:

¡Hijo!

Desde ese momento, Mariña pudo hablar con normalidad y la felicidad de la pareja fue plena. Compartieron sus días y sus noches, sus veranos e inviernos; sus años de amor dieron origen al linaje de los Mariño. Cuentan, que al morir Roldán, Mariña, la sirena, regresó al mar pero con una condición. Cada generación de los Mariño tendría que entregarle a ella un niño que se llevaría al mar. El elegido sería reconocido por tener los ojos azules como el mar… y sí, ha habido casos de Mariños de ojos azules desaparecido cerca de la costa.

Antonio Ceniza

Leyendas de la Isla de Sálvora II

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