– Charles Manson estaba zumbado. Zumbado, zumbado. Con todas y cada una de las letras. Y sus acólitos iban hasta arriba de LSD.

– La excusa era que la casa había pertenecido a otra persona (Terry Melcher), y éste (hijo, por cierto, de Doris Day), se había negado a ayudar a Manson en su carrera (jajaja) discográfica (JAJAJA).

– Manson ni siquiera estuvo allí. Les dijo a sus “colegas”: Matad a todo el que haya allí. Y eso hicieron. Porque iban hasta arriba de LSD, recordémoslo.

– Susan Atkins confesó más tarde que Tate le recordaba a un maniquí de tienda que solo suplicaba, ni siquiera veía que era una persona. Efectos del LSD, amigos.

En conclusión

Por tanto, siento desmitificar tanto la película como el asesinato. Lo que ocurrió fue producto del descerebrado de Manson. Pensaba en teorías apocalípticas acerca de la raza por culpa de una canción de Los Beatles que se le subió a la cabeza. Eso, y el LSD.

Claudia Rodríguez

Va de seises

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