Los Tres Golpes
Relato de un sucero paranormal real lleno de emoción y suspense. Tres golpes te trasladará a la infancia y a los miedos de esa época.
Los Tres Golpes
Una noche, cuando yo tenía 13 años, me quedé a dormir en casa de una de mis tías, mis primas de mi edad también estaban y dormíamos en la misma habitación. Mi tío, que falleció dos años mas tarde, también dormía en la casa. Esa misma noche, antes de acostarnos y estando las tres primas juntas, sonaron en la persiana de la habitación tres golpes, como si llamasen a la puerta, pero en una ventana a cuatro metros del suelo.
Pensamos que a lo mejor lo habíamos imaginado, pero volvió a sonar y subimos la persiana para ver si era el vecino de la casa de al lado haciendo el tonto para asustarnos, tirando piedrecillas o algo, pero no había nadie y era raro porque sonaban los tres golpes muy seguidos y con la misma intensidad, como si llamas a una puerta. En cualquier caso, nos lo tomamos a broma y nos fuimos a dormir.
Comienzan los hechos
Yo tenía que levantarme a las cinco de la mañana porque íbamos a otra provincia a pasar el día y salíamos muy temprano. Me levanté y me fui a la ducha. Cuando estaba en la ducha, el agua del baño empezó a burbujear y a hacer ruido como cuando entra aire. Me extrañó, pero no le di importancia y seguí a lo mío.
Cuando estaba delante del espejo secándome el pelo, el secador se apagó y no había manera de encenderlo otra vez. Y pensé que se habría estropeado, pero al poco rato, en la puerta del baño que quedaba justo a mi izquierda, sonaron tres golpes. No voy a decir que no me asusté, porque tanta incidencia seguida.
Pero aún así quería seguir creyendo que no era nada y estiré el brazo y abrí la puerta rápidamente para pillar in fraganti al simpático de la familia que me estaba gastando la broma.
Nada de bromas
No había nadie. Me empecé a asustar más, pero como tampoco podía hacer nada, seguí peinándome. Volvieron a sonar los golpes un par de veces más y en todas ellas abrí la puerta muy deprisa para que no le diese tiempo de salir corriendo a quien fuese. Nunca había nadie y poco después empezaron a sonar pasos arrastrados en la azotea y ahí sólo había trastos viejos.
Yo ya estaba muy asustada y empecé a recorrer las habitaciones de mis familiares para comprobar que estaban todos dormidos y que no había nadie “de paseo” haciendo la gracia. Y lo estaban. Cada uno en su sitio. yo muerta de miedo y de vergüenza por tener que llamar a alguien y despertarle diciendo que “oía fantasmas”. Fui a despertar a mi tía, pero muy dormida me dijo que me dejase de tonterías.
Así que estuve sola hasta una hora después, que se empezaron a levantar. Se lo volví a comentar a mi tía ya con calma y me dijo que eso era alguien que me venía a avisar de algo. Ya dije que yo no creía en nada y seguía sin creérmelo demasiado, pero qué iba a hacer…Me preguntaba que si era un aviso, ¿por qué a mí y sobre qué?.
Según la graciosa de mi tía, normalmente es para avisar de una muerte próxima. Y yo con 13 años, estaba a cuadros.
Confirmación de lo sucedido
Al mediodía llamé a mi madre a su oficina y me dijeron que no estaba, que estaba en el funeral de la madre del dueño de la empresa. Cuando más tarde le pregunté a mi madre que cuándo había muerto esa mujer, me dijo que había muerto esa madrugada.
Yo con mi mentalidad de niña de 13 años y con lo que me había dicho mi tía, me quedé de piedra y preguntándome otra vez que por qué me avisaba esa mujer a mí.
María Iglesias