Leyenda del Perro Negro. Mitología vasca.

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Esta leyenda de la mitología vasca es originaria de Berriz (Vizcaya), es un municipio de la provincia de Vizcaya, perteneciente a la comarca del Duranguesado. Ubicada en el valle del Ibaizábal.

Un muchacho joven, iba a contraer matrimonio próximamente y llegando la hora de preparar su boda, estaba repartiendo las invitaciones a sus familiares y amigos, cuando al pasar por el cementerio del pueblo se encuentra con una calavera que se le había caído del carro al enterrador.

El muchacho le dio un puntapié a la calavera mientras decía: “Tu también quedas invitada si puedes venir mañana a mi boda”. Diciendo esto, prosiguió su camino para casa, pero cuando se hallaba cerca de su casa vio aparecer a un gran perro todo color de negro, que se le quedaba rezagado. Pero en la mirada del perro había algo sobrecogedor e inquietante, que asustaba al muchacho.

Este le conto a su madre lo que había pasado en el cementerio y lo que había hecho con la calavera humana, y como después se le había aparecido ese inquietante perro negro que lo seguía.

Su madre alarmada le dijo:

-Vete, hijo, donde el cura.

La madre se asomó para ver si estaba el perro, y lo vio allí donde lo había dejado su hijo.

-¡Vete hijo!, rápido y pide consejo al cura y cuando te confieses esta noche con él, cuéntale todo lo que te ha pasado, y que te diga lo que tienes que hacer con el perro.

Confesión

Así lo hizo el muchacho. Fue a confesarse donde el cura y de paso le pidió consejo, este cura ,que era un buen hombre y respetado por todo el pueblo, le dijo:

-¡Mira hijo!, has hecho mucho mal ,pues no tenias que haber pegado un puntapié a la calavera, pero creo que tiene solución: Cuándo comience el banquete coges al perro y lo pones debajo de la mesa al lado tuyo y toda la comida que se vaya a comer, primero se la servirás a él antes que a los demás comensales, y si eso haces, no temas, que Dios te habrá perdonado.

Se celebro la boda y cuando fueron al banquete, el novio cogió al perro y lo coloco debajo de la mesa al lado de él,y según salían los primeros platos, él le iba dando al perro su ración y viéndolo uno de sus hermanos, le dijo:

-Andas dándole al perro lo mejor de cada manjar.

Asi le empezaron a preguntar los demás comensales pero el muchacho replico:

-Yo se lo que hago, y no me preguntéis porque lo hago.

Una vez terminado el gran banquete, el muchacho miro al perro y este le dijo:

-Bien hicisteis en cumplir lo que te ordeno el cura, pues si no lo hubieses hecho, hubieras sufrido un gran castigo, pues yo soy el guardián de mi amo, él me mando venir a que tu hicieses desagravio por la falta que cometisteis.

Dicho esto, la mitología vasca dice que el gran perro negro desapareció de la vista de todos y así, siempre se dijo en el Pueblo Vasco que los perros siguen a sus amos aun después de muertos estos, pues ellos son los guardianes de sus huesos.

Rakel

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