Leyenda de A Cova da Serpe

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Leyenda de A Cova da Serpe

La denominada ruta de “A Cova da Serpe” discurre íntegramente dentro de la Reserva de la Biosfera Terras do Miño, en los términos de Guitiriz, Begonte y Friol. Comenzamos en Baamonde, típico asentamiento poblacional frecuentado por los amantes de la buena comida que como valor añadido ofrece una visita a la Casa Museo de Víctor Corral, artista local especializado en las tallas de madera y granito que ha convertido su propia morada en taller y exposición permanente de su fecunda y variopinta obra.

Accediendo a través de un magnífico puente gótico, utilizado por los peregrinos del camino Norte, llegamos a San Alberte, en la parroquia de San Breixo. Una fuente de dos caños y sillares de cantería nos incita a beber de sus aguas frescas y “milagrosas”: dicen solucionar problemas del habla. En una amplia explanada, otrora también asentamiento de hospital de romeros a Compostela, surge majestuosa la iglesia gótica (para unos del XIII, para A. del Castillo de finales del XIV) donde resaltan los canecillos de sus fachadas laterales y los ocho contrafuertes del ábside y presbiterio. En el interior, columnas con capiteles tallados con motivos vegetales y figuras humanas, y una ventana ojival con arco ajimezado de origen árabe. Entre sus muros aún palpita la leyenda del feligrés con su bastón sujeto a la imagen del Santo con el demonio encadenado.

Más del mito

Y siguiendo con los mitos y tradiciones, en el límite con el vecino municipio de Friol, corona la cumbre de un cordal montañoso una pequeña oquedad en medio de una formación granítica conocida por “A Cova da Serpe”. Cuenta la creencia popular fue refugio de la hija del Señor de San Paio y de su enamorado vasallo ante la negativa del noble para dejarles perpetuar su amor. Pero allí también vivía una gran serpiente y el valeroso joven defendiendo a su amada da muerte al reptil no sin antes recibir una fatídica mordedura que acabará también con su vida. Los criados del Señor finalmente rescatan a la doncella que tiene que regresar al castillo sumida en la melancolía ante la pérdida de su amor. Sentimental enclave desde el que se divisa una amplia panorámica de las provincias de Lugo y A Coruña.

Leyenda

Al igual que muchas otras torres y castillos de la Tierra Gallega, alberga sus leyendas la torre de San Paio de Narla, en Friol, provincia de Lugo. Entre las más afamadas figura la titulada ‘Cova da Serpe’, la cual concede su nombre a un monte que alcanza la provincia de A Coruña. Se encuentra no muy distante de la monástica población medieval benedictina de Sobrado de los Monjes. El caso es que uno de los señores de aquella torre o castillo tenía una hija cuyo nombre era Berta o Benta, a quien agradaba pasearse a caballo por los campos que circundaban la fortaleza mas sin alejarse mucho de ella. Gozaba de la contemplación bucólica de todo el paisaje. A menudo también disfrutaba de la conversación mantenida brevemente con algunas de las hijas de sus vasallos: muchachas de su edad, alegres y dotadas de curiosidad y simpatía.

Comienzan los hechos

Sucedió cierto día que la yegua que montaba la hidalguita se atemorizó hasta el extremo de que echó a correr desbocada, de tal manera que la jovencita se sintió incapaz de dominarla y refrenarla. Inopinadamente, un muchacho campesino saltó al camino desde la cerca de un labradío y agarró reciamente el freno de la yegua y, merced a un férreo esfuerzo, consiguió detenerla. Esta demostración de valentía, con tintes de heroicidad –o quién sabe si, sobre todo, su masculina y vigorosa apostura–, facilitó que la doncella se enamorase de él. El joven, por su parte, vio en aquella hidalga la aparición de una bellísima ‘fada’ que lo dejó irremisiblemente cautivado.

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La Fortaleza de San paio de Narla

Ambos jóvenes volvieron a verse. Y plácidamente sentados a la sombra de los robles de una ‘carballeira’, conversaban, enamorados y felices, echando al olvido su tan diferente condición social. Mas el señor de San Paio, llamado don Lopo das Seixas, pronto tuvo noticias de tales amores de su hija con el mozo labrador, que era su vasallo. Amenazó entonces a su hija con un severísimo castillo, en caso de que no pusiera término a aquella no deseada amistad: una verdadera afrenta para él y la hidalguía de sus vetustas y nobles torres y fortalezas señoriales.

Prosigue la leyenda

Enseguida, Benta, tan enamorada y plena de arrojo, dio a conocer al humilde labriego las graves amenazas de su progenitor. Y ambos, en medio de sollozos y besos, decidieron huir monte arriba a la búsqueda de un refugio en otros parajes. Al percatarse de que su hija había desaparecido, el señor ‘das Seixas’ dictó órdenes. Sin más dilación partieron algunos escuderos así como hombres de armas de la torre-fortaleza. Tenían que perseguir a los fugitivos y asimismo dar muerte al mozo galán y retornar al castillo con su amada Benta. Al oír el galopar de los caballos, los enamorados se ocultaron en una cueva que en aquel monte descubrieron.

El desenlace

Se quedaron petrificados de espanto, no obstante, al hallarse delante de una gran serpiente que erguía su desafiante cabeza hacia la joven. El muchacho, sacando un puñal, se interpuso e intentó cortarle la cabeza al ofidio, que logró esquivar el ataque. Con ligereza se enrolló alrededor del joven hasta el punto de dejarlo privado de todo movimiento y posible acción. Joven y sierpe lucharon con fiereza. El mozo golpeó su cabeza. Pero las mordeduras y la presión del reptil acabaron con su vida. La joven, empavorecida, lloró y gritó. Y acudieron las gentes de don Lopo, quieres la devolvieron a su padre y a la torre de Narla.

Antonio Ceniza

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