Las violaciones de Carla Moran. Caso… “El Ente”

Dirigida por Sidney Furei y protagonizada por Barbara Hershey, la película “El Ente” sigue formando parte de la lista de las mejores cintas de cine de terror de la historia. Basada en el libro “El caso de Doris Bither”, tras el nombre ficticio de Doris se esconde una historia real, la historia de Carla Moran,  una madre de cuatro hijos era violada regularmente en su casa por una entidad sobrenatural e invisible.

Trastorno mental con posible cuadro de esquizofrenia producto de algún trauma psicológico, eso fue lo primero que pensaron los componentes del equipo del  laboratorio de parapsicología de la Universidad de California, ante la angustiada mujer que acudió a ellos en busca de ayuda. Carla Moran, viuda y madre de cuatro hijos residente en Culver City, afirmaba que casi a diario una entidad invisible la violaba en su propio domicilio. Sin embargo, tras un examen físico, verificaron que la mujer presentaba todo tipo de magulladuras por todo el cuerpo y lesiones en la zona vaginal, lo que provocó una sobra de dudas sobre las primeras conclusiones.

Incubos y sucubos

El doctor Barry Taff, jefe del equipo de expertos, , había estudiado durante años los registros históricos sobre incubos y  súcubos, y aunque se mostraba escéptico en relación a ese tipo de historias, decidió entrevistar con profundidad no solo a Carla, sino también a sus hijos, vecinos y amigos.

Fueron sus hijos los que confesaron que en algunas ocasiones habían sido testigos de los ataques hacía su madre por algo invisible a lo que ellos llamaban el ente. El mayor de los hermanos dijo que en cierta ocasión y al oír a su madre llorar y gritar acudió a su dormitorio, viendo como algo la zarandeaba en la cama, al intentar ayudarla fue golpeado contra la pared, rompiéndose un brazo a consecuencia del golpe.

Dos fotografías

El doctor Raff junto a un hipnologo, el también doctor  Kerry Gaynor, decidieron instalarse finalmente en el domicilio de Carla Moran a la espera de alguna prueba más concreta de la existencia de su invisible agresor. De ese modo lograron captar dos fotografías, que posteriormente dieron la vuelta al mundo, en las que aparecían reflejadas unas extrañas y enigmáticas luces que rodeaban el cuerpo de Carla.

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El doctor Gaynor  agregó que en la tercera noche, cuando la mujer avisó que el ente estaba en la casa, una luz salió de la pared y se desplazó hasta el medio de la habitación. “Esa luz empezó a girar y a expandirse en todas direcciones. Teníamos a nueve fotógrafos profesionales distribuidos por la habitación disparando sus cámaras desde todos los ángulos. Fue increíble, ¡esa cosa flotaba en medio de la estancia y era dimensional! Es imposible falsificar algo así sin disponer de sofisticados sistemas de láser. Nosotros vimos bolas de luz. De algún modo las cámaras recogieron arcos luminosos, pero lo que nosotros vimos eran bolas de luz”.

Monitorearla

Carla Moran siempre aseguró que la entidad cuando la violaba cobraba solidez y tenía la anatomía de un hombre alto y fornido, lo que fue corroborado visualmente por Gaynor. “Primero vimos como se formaba la cabeza y seguidamente los hombros. Después la luz fue descendiendo hasta que una silueta se dibujó entera. Era una luz verde-amarillenta. Cuando todo pasó, nos miramos unos a otros hubo que sacarlos fuera de la casa.

Como los ataques continuaron produciéndose, Carla Moran se instaló posteriormente en una casa de cristal, ubicada en las dependencias de la Universidad de California, para que los expertos pudieran monitorear el siguiente ataque. No hubo que esperar mucho. En la siguiente noche el cuerpo de la mujer comenzó a retorcerse y moverse, como si alguien encima de ella la estuviera empujando y forzando. Sin embargo, las cámaras de televisión dispuestas en el lugar no captaron nada extraño a su alrededor.

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Finalmente, cansado de los experimentos y de que nadie parecía poder ayudarla, Carla dejo de prestarse a cualquier investigación y  se mudó a Texas en compañía de sus hijos. Carla cambio de residencia en cinco ocasiones, y con cada cambio, si bien los ataques no desaparecieron, parecían remitir, siendo cada vez menos asiduos. Pero cuando parecía que su vida estaba envuelta de una relativa paz, Carla enfermo de cáncer, cáncer  que le quito la vida en julio de 2006.

Fran González

 

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