Las hermanas Fox, ¿madres del espiritismo?

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A finales de 1847 las hermanas Fox, junto a su familia, se instalaban en Hydesville, un pequeño pueblo del estado de Nueva York. A los pocos meses de su instalación, comenzaron a oír extraños ruidos cuando las niñas estaban en casa. El 31 de Marzo de 1848, los ruidos adoptaron un vocabulario propio, y, de ahí, dicen que nació el espiritismo moderno.

 

Alarmada por los ruidos, la Sra. Fox fue testigo de como la pequeña Kate, de 6 años, conseguía a voluntad que los golpes se repitieran.

La Sra. Fox, poniendo a prueba al supuesto espíritu, pidió que reprodujese a golpes las edades de las niñas, y esta la respondió rápida y correctamente. Luego esta la pregunto: “¿Eres un alma en pena?, si es así, da dos golpes”, y con dos golpes se hizo de notar el alma en pena. A partir de ese momento, la Sra. Fox dijo: “Ha nacido el mas hermoso fenómeno de la metapsíquica”. Fueron perfeccionando la técnica de comunicación hasta conseguir un alfabeto de raps.

Leah Fox, hermana mayor de las pequeñas, viviendo en Rochester, viajo a Hydesville al enterarse de los acontecimientos y tras confirmar los acontecimientos las traslado de nuevo a Rochester a que mostraran sus habilidades, donde al poco tiempo, la popularidad de estas creció como la espuma.

Leah acabo cobrando entrada por asistir a las demostraciones. Al final del día, su caja no bajaba de los 120$ de la época. A partir de ese momento, en 1852, en EE.UU. había 2000 médium, en 1854, ya eran mas de 40000. Con el tiempo también los fenómenos se multiplicaron: Materializaciones, movimientos de mesas, levitaciones…. Las hermanas Fox también incluyeron algunos de estos fenómenos, pero su especialidad seguían siendo los golpes.

La noche del 21 de Octubre de 1888, ante una nutrida expectación en la academia de música de Nueva York, Margaret Fox, la mayor de las hermanas, confesaba que todo era un fraude y pedía perdón a todos por lo que habían organizado, desnudó su pie derecho y con la ayuda de una pequeña banqueta de madera utilizada como amplificador de sonidos, reprodujo, crujiendo su dedo gordo, los “golpes” que tanto impresionaron a las masas y que tuvo como consecuencia ellas se llenaran los bolsillos.

Finalmente, lo que para muchos fue una desilusión, para otros fue una especie de religión y, para otros, una novedosa forma de estudio que perdura, aunque con menos intensidad, hasta nuestros días.

Rosa María Roldán

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