La niña caníbal de Tacubaya

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La niña caníbal de Tacubaya

Forma parte de las historias extrañas ocurridas en el metro de la Ciudad de México. Rosarito Sánchez Sierra de ocho años de edad, se extravió en plena hora punta por las inmediaciones del metro Tacubaya. Fue llamada niña caníbal, por sus extraños métodos de supervivencia.

La desaparición

En la estación Tacubaya, Rosarito iba tomada de la mano de su madre. Debían tomar la línea 1 del metro, en dirección a Jardín Balbuena, que era donde su madre trabajaba. Al ser hora punta, había una gran cantidad de gente y se formaban tumultos, al pasar por uno de ellos, la niña se soltó. Su madre la buscó sin descanso, pero no la encontró.

El 7 de septiembre de 1972, el periódico Capital se hizo eco de la desaparición de Rosarito e hicieron seguimiento del caso, además de la crónica de un policía que estuvo involucrado en la investigación.

La crónica policial

La policía comenzó a recibir reportes de cuerpos mutilados, pero en ese momento no lo relacionaban con la niña desaparecida en el metro Tacubaya. Existían tres testigos que aseguraban, que vieron a la niña matar a un vagabundo. Así que un policía se dio a la tarea de encontrar y capturar a la niña.

El policía narró al periódico Capital: ‘En un principio pensábamos que los tres cuerpos mutilados, había sido obra de varios perros, por el tipo de heridas. Fueron dos semanas de terror. Cuando tres testigos, aseguraron que vieron a una niña pequeña matar a un indigente, y que posteriormente se comió sus sesos y una pierna. Jamás nos imaginamos que una niñita fuera capaz de algo así.’

Rosarito fue capturada el 22 de septiembre por la Policía Judicial, la encontraron en las inmediaciones del metro Tacubaya.

El autobús fantasma de Pekín

Rosarito

La niña narró con tranquilidad, a la que frialdad, que quedó atrapada en el interior de la estación, estuvo varias horas escondida en el interior de uno de los túneles. Se escondía de la gente, porque creía que ellos eran los culpables de que hubiera perdido a su madre. En donde encontró a un vagabundo que había muerto por una caída. Cuando vio que las ratas devoraban el cuerpo, ella hizo lo mismo, le desprendió el pie y se lo comió. Fue así como pudo sobrevivir durante las casi tres semanas que estuvo desaparecida.

Rosarito no fue a prisión, ya que se consideró, que fue una experiencia traumática tanto para la niña como para su familia. Pero se le sentenció pasar el resto de su vida, recluida en el Instituto Mexicano de Investigación Psiquiátrica. Su historia quedó en el olvido. Murió en su cama en el año 2010.

Hay quienes dicen haber visto el fantasma de Rosarito en el metro Tacubaya.

Un ejemplo de lo que llega a ser capaz el ser humano por sobrevivir.

Redacción NdM

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