La leyenda del Silbón
El abuelo, que había escuchado toda la pelea, pues se encontraba cerca, fue corriendo a ver qué pasaba y se encontró con el parricidio. Conmocionado, juró que castigaría al joven, quien siendo de su propia carne y sangre, osó dar muerte a quien le transmitió la vida.
El desenlace
Días después, el abuelo ató a su nieto a un palo y le sometió a una lluvia de latigazos. Lo maldijo, y después le froto con ají las heridas. Tras desatarlo el joven salió corriendo, pero el abuelo lo mando a perseguir por un perro rabioso. Se desconoce cual fue la causa de la muerte del joven. Hay quien dice que a menudo también se ve al espíritu del perro por los sitios donde el Silbón se aparece, como si todavía lo estuviera persiguiendo.
Algunas versiones dicen que es como un alargado gigante de unos seis metros, que camina moviéndose entre las copas de los árboles mientras emite su escalofriante silbido y hace crujir, dentro de su viejo y harapiento saco, los pálidos huesos de su infortunado padre y de sus numerosas víctimas. Otras versiones dicen que, sobre todo a los borrachos, se les presenta como la sombra de un hombre alto, flaco y con sombrero. Es la leyenda del silbón.