La leyenda de la mariposa

A menudo, cuando nos adentramos en el mundo de las leyendas, nos encontramos con alguna en la que los protagonistas son animales, generalmente perros, gatos o pájaros, en esta ocasión recurriremos a una en la que el animal que nos ocupa generalmente se relaciona con algunas leyendas, pero  de amor,  este no es el caso de esta en particular, hablamos de “La leyenda de la mariposa”

Cuenta la leyenda que en una aldea asturiana, hace mucho tiempo, vivía un rico labrador, viudo y padre de dos hijas Inés y Clara, siendo la primera su preferida, entre otras cosas porqué era la única de la dos que nunca le contradecía y siempre le complacía en todo cuanto le pedía.

Como era de esperar, cuando Inés estuvo en la edad de comenzar a pensar en el matrimonio, no puso ninguna objeción al pretendiente que su padre le había asignado para tal fin. Con Clara no obtuvo  el mismo resultado, esta eligió con el corazón, y tanto fue la ira que provoco en su padre que la desheredó, prohibiéndole además de que se acercara tanto a él, como a su hermana, y ni tan siquiera a la casa donde había nacido.

Inés se consumía en la tristeza, no solo por no poder estar cerca de su hermana, sino también porqué sabia de las necesidades que tanto esta como su marido pasaban, pero el temor a su padre podía más que su pesadumbre, y los días pasaban e Inés seguía sin hacer nada para mejorar la situación de Clara. Cuando el labrador murió vio finalmente una oportunidad para poder hacer lo que su corazón llevaba meses reclamándole, pero en esta ocasión fue su marido el que le prohibió que lo hiciera, argumentándole que eso sería como contravenir la voluntad de su padre.

El día que se celebraba la misa por el alma de su difunto padre, Inés rezó con toda su alma para que Dios le permitiera encontrar el modo de favorecer a Clara, y en eso estaba cuando de pronto sintió un gran peso sobre su cabeza. Levantó la mano y una mariposa se elevó en el aire. No podía creer que un pequeño insecto pudiera pesar tanto, primero pensó que era fruto de su imaginación, pero el suceso se repitió varias veces, ya no tenía dudas el gran peso que sentía sobre su cabeza, era provocado por la mariposa.

Al acabar la misa, le contó a su marido lo que le había sucedido, este se río de ella y después no le hizo el más mínimo caso. Sin embargo, a los pocos pasos, fue el marido quien levantaba la mano hacia su cabeza por el gran peso que sentía sobre ella y quien veía elevarse una mariposa ante sus ojos. Y así fue durante todo el camino de vuelta a su casa, e incluso continuo cuando ya estaban dentro, la mariposa se movía de una cabeza a otra continuamente, presionando la cabeza de los esposos, hasta que finalmente Inés le insistió a su marido de que eso era una señal divina que se les enviaba para que ayudaran a Clara. El marido, ante la insistencia de su esposa, y de la mariposa, accedió a repartir la cuantiosa herencia de su suegro con sus cuñados.

 Y así se hizo, y cuentan que en el día en que los lazos de las dos familias se restablecieron, vieron a una mariposa volar alegremente entre ellos, para después marchar volando alto, muy alto hasta que finalmente la perdieron de vista, no volviéndola a ver nunca jamás.

Fran González

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