La leyenda del origen del arcoíris
El desenlace
Conforme a lo prometido, el día señalado para la boda, poco antes de la ceremonia, Iasá partió a visitar a Tupá por última vez. Se había hecho una herida en el brazo y a medida que avanzaba, las gotas de sangre iban formando un arco rojo en el cielo. Tupá que era muy poderoso, ordenó al sol, al cielo y al mar que acompañaran a Iasá en su camino y que para confundir a Anhangá dibujaran tres arcos más, al lado de la franja roja. El sol, Guarací trazó un arco amarillo, el cielo Iuaca, dibujó un arco azul claro, y el mar, Pará, formó un arco azul oscuro.
Pero Iasá no logró llegar al cielo, ni ver a Tupá, la herida resulto ser muy profunda, e Iasá perdía demasiada sangre, debilitándose cada vez más, fue cayendo lentamente hacia la tierra. Su sangre se mezcló con la tierra del suelo añadiendo una franja naranja a su rastro, que salpicó al color azul, dando origen al violeta. Al caer sobre la tierra, Iasá murió en una playa, bañada por el agua del mar y por los rayos del sol. No se casó con Anhangá, pero tampoco se fue al infierno.
Fue la mezcla sobre su cuerpo de la dorada luz del Sol y el azul del mar la que dio origen al verde, y así fue como el camino de Iasa hacía el cielo quedó para siempre marcado con los siete colores del arcoíris.