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La Dama de Azul

Cuentan que corría el año 1622 cuando una expedición de veintiséis frailes franciscanos, con fray Alfonso Benavides al frente, se adentró en el territorio de Nuevo México. Con el fin de iniciar una campaña de evangelización entre los nativos del lugar. Para sorpresa de estos, y según consta en documentos de la orden, lejos del trato hostil al que estaban acostumbrados, y que ya había costado la vida a más de un religioso.

Enigmática mujer

Fueron recibidos “con grandes demostraciones de devoción y alegría, y hallaron a los indios tan bien catequizados que, sin otra instrucción, pudieron bautizarlos”. Alguien se les había adelantado, durante años, los nativos fueron visitados por una misteriosa mujer, a la que llamaban “la dama de azul”. Y según cuentan, la misteriosa dama, identificada posteriormente como Sor María Jesús de Agreda, continuó  visitando a los nativos durante algunos años más, todo y a pesar de que muchos daban fe de que Sor María jamás viajó fuera de España, algunos incluso afirman que desde que ingresara, con dieciséis años, en el convento de Agreda (Soria), nunca salió de entre sus muros.

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Bilocación

Ante lo que parecía un caso de bilocación, fray Benavides informó a sus superiores en México. Y el rey Felipe IV, y en 1630 se trasladó a España, para conocer a la religiosa y conminarla bajo juramento a decir la verdad. Ella le confirmó que, efectivamente, era llevada por ángeles a países para ella desconocidos a predicar a Jesucristo entre paganos e idólatras y explicarles cómo llegar hasta los sacerdotes para que pudiesen bautizarles. Todo ello, sin desatender su vida y obligaciones conventuales.

Testimonio

El caso de la dama de azul es uno de los casos de bilocación más asombrosos en la historia de las experiencias místicas. Pero los viajes de Sor María no solo la llevaron al nuevo mundo, también se cuenta que en 1616 convirtió a un musulmán que estaba encarcelado en Pamplona, el cual afirmó que una dama lo visitaba en su celda.

Para dar veracidad a su testimonio fue trasladado a Agreda, donde en una especie de rueda de reconocimiento, ante un notario de la época, entre varias monjas,  identificando a Sor María, como aquella que lo visitaba. En 1635 la inquisición le abrió un proceso para demostrar que su don no era obra del demonio, proceso que duró quince años, y en el que finalmente se la declaró inocente de tener tratos con el maligno. 

Actualmente, el cuerpo incorrupto de Sor María de Jesús de Agreda reposa en la iglesia de las concepcionistas de la localidad de Soriana.

Mucho se ha escrito sobre la dama de azul, artículos y libros, trozos de su historia, pero solo de eso, historia, porque la realidad de lo que sucedía alrededor de esta monja y de su don de la bilocación, a día de hoy, continua siendo un misterio.

Fran González

Experiencias extracorpóreas

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