La casa lila

Según aseguraría Ronald DeFeo, tras matar a toda su familia, dando lugar al origen de la leyenda de Amytiville, había algo en el lugar que le incitó a cometer todos aquellos asesinatos. Voces e incluso la aparición de una sombra que a veces se apoderaba de su cuerpo.

Cuentan que allá por el 1988, en el bosque cercano a la localidad de Arenys de Mar, una familia adinerada mandó construir una casa a la que llamo “La Juliana”. De muros azulados, dicen que al penetrar los primeros rayos de sol por las claraboyas de la cúpula, esta tomaba un color alilado, quizás sea está la razón por lo que la casa es conocida como la “Casa Lila”.

La leyenda, que no la historia, cuenta que el cabeza de familia mató primero a su esposa y luego a sus dos hijos, según, repito, la leyenda, el hombre actuó siguiendo las instrucciones que le dictaban unas voces que solo el escuchaba.

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Lugar de culto

La Casa Lila se ha convertido con los años en uno de esos lugares de culto para los investigadores de lo paranormal. Es un lugar peligroso, y no lo digo por los fantasmas que supuestamente habitan en ella, sino por el estado ruinoso en que se encuentra. Aun así, y a pesar de que hay que tomar todo tipo de precauciones, al parecer, la Casa LiLa no deja indiferente a nadie.

Las leyendas son solo eso, leyendas, pero todos sabemos que tras muchas de ellas, algo ahí, y quizás, porque no, en la leyenda de la casa lila puede que también haya algo de verdad. Amytiville, el asesino de la katana, historias de crímenes cuyos autores hablaban de unas voces en sus cabezas. ¿Espíritus? ¿Demonios? ¿Enfermedad mental? ¿Invención?, lógicamente, eso solo lo sabe su protagonista, o puede ser que ni ellos mismos sean conscientes de la realidad.

Más allá de la  historia y la leyenda, los investigadores de lo paranormal, continuarán, o continuaremos visitando aquellos lugares, en los que como en el caso de la Casa Lila, esperamos encontrar alguna respuesta a nuestras preguntas.

“Las casas no matan a las personas. Las personas matan a las personas.”

                             (La morada del Miedo)

Fran González

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