El Santo Grial: Himmler en Montserrat
El encargado de darles la bienvenida fue el padre Ripoll, debido a que era el único que hablaba alemán. Parece ser que cuando se dirigían hacia el interior de la basílica, Himmler se negó rotundamente a visitarla, manifestando que sólo estaba interesado en el mundo existente bajo la montaña.
La montaña de Montserrat, para aquellos que lo desconozcan, está plagada de innumerables cuevas y simas y asentada sobre un lago subterráneo. Hoy también se cuenta que incluso cuando se produce alguna avería en el monasterio, los encargados contratados, a tal efecto, bajan con los ojos vendados a las cámaras subterráneas, cerradas no sólo al turista general sino también a la mayoría de los monjes, aunque esto tan solo formar parte de las múltiples leyendas que envuelven a la montaña mágica.
Durante el tiempo que duró la visita al monasterio, Himmler tan solo se preocupó de visitar los archivos y la biblioteca del mismo, inquiriendo a los monjes para que le dieran toda la documentación que tuvieran relacionada con el Grial y con las cuevas subterráneas. Se desconoce la documentación a la que tuve acceso, aunque se supone que no fue de su satisfacción ya que posteriormente continuaría con la búsqueda del grial en otros lugares, como en los alrededores de Montsegur.
A modo de anécdota, no verificada, se dice que a Himmler que durante unos días se alojó en el Ritz de Barcelona le robaron un maletín donde, supuestamente, guardaba los planos de los conductos subterráneos de la montaña de Montserrat.