Giordano Bruno. Un filósofo en la hoguera

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No era astrónomo, ni científico, ni tan siquiera se llamaba Giordano, su verdadero nombre era Filippo.

Poeta y filósofo, Giordano Bruno nació en Nola, cerca de Nápoles, adopto el nombre de Giordano cuando ingreso en la Orden de Predicadores, donde estudió filosofía y teología, sin embargo lo obligaron a abandonar la orden a causa de sus desviaciones doctrinales, ideas que le acompañarían durante toda su vida y que le llevarían a su dramática muerte.

Su vida fue una vida errante.

Primero en Génova, Toulouse, París y Londres, en esta última, donde residió durante dos años, se dedicó a enseñar cosmología copernicana, atacando al aristotelismo.

Atacado físicamente, ridiculizado públicamente por los seguidores de Aristóteles. Finalmente fue expulsado del país.

Después vendrían, Marburgo, Mainz, Praga, Frankfurt y Zurich, entre otras, etapa en la que se dedicó a escribir diversos trabajos sobre cosmología, física y magia, al tiempo en que, aunque con métodos equivocados, intentaba demostrar que el Sol es más grande que la Tierra.

En el año 1591, recibió una invitación para ir a Venecia de parte de Zuane Mocenigo. Quien lo requería, para aprender sobre el arte de la memoria.

Las relaciones entre profesor y alumno no fructificaron, en parte porque Mocenigo, tenía una idea de Bruno como un mago y no como el pensador que era.

Al tratar de abandonarlo, Monciego lo denunció a la inquisición por las que, según él, ideas herejes que le había transmitido. Bruno fue apresado por la inquisición, e interrogado en Venecia, sin embargo, al ser solicitado por Roma fue trasladado a esa ciudad.

Estuvo prisionero en Roma durante siete años.

En muchas ocasiones Bruno, ofreció retractarse de sus acusaciones, sin embargo no le fueron aceptadas. Finalmente decidió no retractarse, aunque no se sabe por qué tomó esta decisión.

El 20 de Enero de 1600, el Papa Clemente VIII, ordenó que Bruno fuera llevado ante las autoridades seculares. El 8 de febrero, fue leída la sentencia, en que se le declaraba herético impenitente, pertinaz y obstinado.

Al escuchar la sentencia, se limitó a decirle a los jueces «Tembláis más vosotros al anunciar esta sentencia que yo al recibirla».

Fue expulsado de la iglesia, y sus trabajos fueron quemados en la plaza pública.

Antes de ser ejecutado.

Uno de los monjes que le custodiaba le ofreció un crucifijo para besarlo, lo rechazó y dijo que prefería morir como un mártir. Filippo (Giordano) Bruno, moriría en la hoguera un 17 de Febrero de 1600

A pesar de que la ciencia lo ha convertido en su mártir, la realidad es que la principal causa de su juicio fue su llamada teología gnóstica, negación del pecado original, la divinidad de cristo, y la transmutación, dudaba demasiado en cuanto al milagro de la eucaristía.

Fran González

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