El poder de las farmacéuticas.
Pero por desgracia, nadie lee revistas médicas, en cambio si Bill Gates, que últimamente tanto aboga por el control de natalidad y advierte del peligro de la superpoblación, hace una conferencia en defensa de las vacunas, algún día hablaremos de porque tiene tanto interés en hacerlo, seguramente su mensaje llegará a millones de personas.
Estragos
Basta con buscar un poco de información y encontraremos cientos de casos en los que las vacunas han causado más estragos que la enfermedad a la que pretenden erradicar,. Por no hablar de aquellas que ni tan siquiera se han utilizado, como el famoso Tamiflú. De este fármaco hay millones de dosis almacenadas en cada uno de los países del primer mundo para prevenir una pandemia alarmántemente anunciada por la Organización Mundial de la Salud, pandemia que por cierto nunca existió. ¿Guardará alguna relación con el hecho de que el Tamiflú era fabricado en exclusiva por los laboratorios Roche? ¿Tal vez tiene algo que ver que uno de los miembros del consejo de administración de la farmacéutica fuera Donald Rumsfield, en la época? En esa época era Secretario de estado del gobierno de los EEUU.
Vacunas
Las vacunas no son solo el único peligro al que nos enfrentamos cuando hablamos de farmacéuticas. El Dr. Richard J. Roberts, premio Nobel de medicina en 2009, denunció que “los fármacos que curan no son rentable”. Por poner un ejemplo, un enfermo crónico de Sida recibe un tratamiento que cuesta alrededor de 1000 dólares mensuales. Uno de los motivos por los que el tercer mundo no recibe tratamiento es sencillamente porque no se pueden permitir pagarlos. Ya lo dijo el presidente de la farmacéutica europea Bayer, “Bayer no fabricará medicamentos para pobres”. Volviendo al sida. ¿Imagináis cuantos millones de dólares dejarían de ganar las farmacéuticas si se encontrara la cura definitiva contra esa enfermedad?.
Los Rothschild
Cáncer, sida, ébola, y todas las demás que vendrán en el futuro. La industria farmacéutica factura 335.000 millones de dólares al año. Es un negocio demasiado fructífero para que desaparezca en manos de aquellos que defienden que todo lo que necesitamos para mejorar nuestra calidad de vida no está en los laboratorios, sino en nosotros mismos, ejercicio, comida sana; y en lo que la naturaleza nos ofrece, frutas o verduras.
Yo no sé a vosotros, pero a mí, el pensar que industrias como la farmacéutica, la química, la banca, o la armamentística, en realidad están en las mismas manos, ejemplo la familia Rothschild, siempre me ha producido cierto terror.
Fran González