Leyenda del fantasma de la Alcazaba
Palabras textuales de aquel chico: “Sí, señor. Yo he visto al fantasma. Sólo que no estaba envuelto en ninguna sábana, sino que vestía como cualquiera de nosotros. En el patinillo, sobre unas matas verdes, estaba sentado un hombre. Era muy moreno; vestía chaqueta azul y tenía puesta una gorra a cuadros. Fui a echarme sobre él; pero fue más rápido que yo. Dio un salto, se subió a la ventana y me tiró un ladrillo que me dio en medio del pecho, haciéndome caer. El individuo logró huir nuevamente”.
Hay que decir que el chaval comprobó que por aquella ventana no pudiera salir ni siquiera un niño, pero al parecer, un fantasma sí. Se aviso a las fuerzas de Asalto, que mandaron una camioneta con guardias que cercaron, registraron y buscaron por todo el barrio sin encontrar a nadie sospechoso.
Al fantasma no se le ha vuelto a ver más. Hay que decir que desde entonces y durante los siglos XVIII y XIX, estas calles se convirtieron en las más siniestras y peligrosas. Nadie se atrevía a pasar por allí cuando oscurecía ni querían vivir allí. Las calles quedaron deshabitadas, abandonadas. Lo único que quedaron fueron ruidos de pasos de gente inexistente, sombras en las paredes y piedras que caían de los tejados.
A pesar de que hoy en día, estas calles han sido remodeladas y recalificadas con edificios de nueva construcción, calles nuevas y pisos nuevos, siguen teniendo los mismos espíritus. En este “renovado” barrio de los Cuartos de Granada se corrió la voz de que por las noches llovían piedrecitas y se oían ruidos, voces y cuchicheos extraños. Hasta vigilantes de seguridad dicen a ver visto siluetas de personas paseando de noche por la Alcazaba como fantasmas y al llegar a una esquina desaparecen, sombras que se ven por las paredes sin a ver nadie, gritos en el silencio de la noche y que ponen los pelos de punta al más valiente.
Se piensa que puede ser las almas de los moros y hasta romanos que vivieron allí y que se han quedado entre aquellas viejas paredes.
Actualmente La Alcazaba de Málaga puede ser visitada por un módico precio y disfrutar tanto de su belleza como de su historia. No sabemos si aún se ve el fantasma de la Alcazaba.
Rosa María Roldán