Exorcismo en la Moncloa

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Exorcismo en la Moncloa

La noche en el palacio de la Moncloa parecía tranquila, los guardias de seguridad hacían su ronda. Tan solo el ulular de un búho en los jardines cortaba el silencio de la noche. De pronto un rugido monstruoso hizo temblar las paredes del edificio. El padre Tejeiro, asesor espiritual de la familia dormía plácidamente, quizá demasiada agua bendita en la cena.

De improviso, dos escoltas lo despertaron y sin darle tiempo a vestirse lo llevaron en volandas a los aposentos presidenciales. Al abrir la puerta del dormitorio, el padre Tejeiro no pudo reprimir un ¡Hostia puta!

El presidente flotaba a dos metros del suelo, mientras su cabeza rotaba 360 grados. Entre grandes risotadas el mandatario gritaba ¡Subiré el IVA, rebajare el despido, os voy a joder cabrones!

El padre no sabia que hacer, durante su estancia en la Congregación para la Doctrina de la Fe, había suspendido la asignatura de exorcismo. Rápidamente cogió el teléfono y llamo al obispo, éste al Presidente de la Conferencia Episcopal y de allí al Vaticano. Mientras el Papa enviaba al numero uno de la promoción de exorcistas, el padre O´Maley, en un jet privado.

En la Moncloa reinaba una actividad frenética. Se preparo un comunicado eliminando la agenda del presidente aludiendo una ligera gastroenteritis, cuando un subsecretario preguntó por aquellos rugidos que se oían en todo el palacio, se le dijo que el presidente sufría de apnea del sueño y que aquello eran tan solo ronquidos. Se mantenía un absoluto secreto sobre la realidad de la situación.

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El encuentro

El padre O´Maley entro a toda prisa por la puerta trasera, se le condujo a los aposentos y ante tan demoniaca visión le espetó al espíritu maligno:

-Who are you damn devil?- se habían olvidado de que el presidente no hablaba ingles -¿Mande?- respondió el cuerpo endemoniado. El padre Tejeiro tradujo, y en un español horrible O’Maley le dijo -¿Comoj tu llamagte magdita criatugra?- el diablo respondió – ah,solo era eso, me llamo Belcebú, pero mis amigos me llaman Belce-.O’Maley tiro un cubo de agua bendita sobre el cuerpo flotante.- ¡Eh,cuidado,coño,que eso quema!- respondió el Diablo- armado de valor,O’Maley gritó crucifijo en mano – ¡Mágchate de egte cuegpo,apagicion diaboligca!-, el Diablo lo miró fijamente y le dijo- Ah, solo era eso, ustedes perdonen es que a veces se me va el carácter- y ¡Pluf! Desapareció y el cuerpo del presidente cayo a saco sobre la cama.

– ¿Qué me ha pasado-?- preguntó – nada jefe una pequeña lipotimia- contestó el secretario poniéndole las gafas- ¡Joder, pues me he meao encima-dijo el presidente y se durmió como un bendito.

Como premio a su labor, el padre Tejeiro ascendió a la cúpula de la Conferencia Episcopal, O’Maley fue nombrado obispo de Chicago. Oficialmente no había pasado nada, silencio absoluto, aquí paz y allí gloria.

Al día siguiente el primer mandatario recibió al presidente de Estados Unidos, al darse la mano para la foto oficial, un escalofrió recorrió el espinazo del gobernante americano. El Diablo les había engañado a todos y su espíritu paso de cuerpo.

Ahora se van a enterar de lo que vale un peine, pensó Belcebú.

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