En búsqueda de la inmortalidad
En búsqueda de la inmortalidad
Cuentan que en 1513, cuando el explorador español Juan Ponce de León zarpó hacia el Nuevo Mundo. Su andadura, perseguía un solo propósito, encontrar la legendaria Fuente de la Juventud. La cual, supuestamente tenía el poder de rejuvenecer a las personas mayores.
Naturalmente, no la encontró. Sin embargo, la búsqueda de la eterna juventud no murió con Ponce de León.
Hoy en día la ciencia moderna, financiada por aquellos que creen que con dinero se puede incluso ganar la partida a la muerte, sigue buscando maneras de prolongar la juventud.
La hormona del crecimiento humano (HCH)
Un número cada vez mayor de personas adineradas, que está llegando a su madurez, especialmente en los Estados Unidos. Se ha enamorado de la hormona del crecimiento humano (HC) fabricada con bioingeniería.
En un esfuerzo por evitar lo inevitable, por el mayor tiempo posible, se están inyectando la HCH. Panacea del rejuvenecimiento, a un costo aproximado de más de $1,000 dólares al mes por cada inyección.
La criogénica, la regeneración, el mapa genético, la ingeniería genética y la clonación. Cada uno de estos campos, promete grandes avances biomédicos, mientras los esfuerzos por mejorar la salud y prolongar la vida continúan avanzando.
Sergio Canavero, neurocientífico director del Grupo de Neuro modulación Avanzado de Turín, asegura que para 2017 los trasplantes de cabeza serán posibles.
El principal objetivo de Canavero sería así, prolongar la vida de personas afectadas por enfermedades terminales.
La mayoría de la sociedad científica se ha mostrado incrédula, pero Canavero insiste: “Hay mucha gente que sufre de enfermedades ahora incurables, pero muchos podrían utilizarlo como una forma de esquivar la muerte por medio de un cuerpo más joven.
Life Extension
La Fundación Alcor Life Extension es el líder mundial en la criónica, la ciencia de la utilización de temperatura ultra-fría para preservar la vida humana con la intención de restaurar la buena salud cuando la tecnología esté disponible para hacerlo. Alcor es una organización sin fines de lucro, de la que solo podrás ser asociado si dispones de un buen fajo de billetes, con sede en Scottsdale, Arizona.
Alcor, además cuenta con un banco de órganos trasplantables que conserva a baja temperatura, según los protocolos de la criobiología. Mejor no preguntar quienes son los donantes de los órganos depositados en el banco.
Y el millonario ruso Dimitry Itskov, tiene como objetivo, una especie de inmortalidad cibernética como él la llama. Mediante un proyecto denominado “2045 iniciativa,” que mediante varias fases, Avatar 1,2,3 y 4, lo convertirán primero en ordenador, luego en robot, posteriormente en holograma y finalmente en un ser de luz.
No sabemos, cual de estas fases es la que más atrae al Dalai Lama, pero al parecer guarda excelentes relaciones con el millonario ruso. Claro que estamos hablando de alguien que predica humildad, pero que cobra unos cuantos cientos de euros a los que quieran asistir a sus conferencias, para que no se diga que solo atacamos al Vaticano.
¿Es ética la búsqueda de la inmortalidad?
¿Ciencia y ética? Me inclino por la ética, mi ética, pero también hemos de ser comprensivos.
¿Quiénes somos nosotros? Para juzgar a un tetrapléjico, que quiere volver a sentir su cuerpo. A un ciego, que quiere ver la cara de sus hijos. O a un sordo, que quiere oír por primera vez el canto de los pájaros.
Ellos ponen su esperanza en la ciencia, y esa es su vida y su esperanza. ¿Pero que se esconde detrás de la búsqueda de la inmortalidad.
Recuerdo hace ya unos años, cuando los culebrones latinoamericanos llegaron a nuestro país, que había uno que se titulaba “Los ricos también lloran”. No se cual era su argumento, no vi ningún capítulo, pero me llamaba la atención eso de que los ricos también lloraban, elevándolos de esa manera a la categoría de humanos.
La búsqueda de la inmortalidad ¿cosa de ricos?
Esa es la clave, los ricos quieren ser humanos, humanos ricos, y la inmortalidad es el camino de que su riqueza también sea inmortal. En el fondo, tras esas causas filantrópicas, en pos de la ciencia y de una mejor calidad de vida como bandera, lo único que algunos desean es ser eternamente millonarios, lo único que no se plantean es que quizás en un futuro, el dinero, las posesiones, y el poder pueden dejar de existir, y que para ese entonces, su inmortalidad dejara de tener sentido.
Pobre gente, están tan inmersos en engrosar sus cuentas bancarias, que se olvidan por completo de que la vida no es lo mismo que la existencia. De que somos humanos, solamente porque nuestro verdadero yo, se reviste de apariencia de persona durante unos cuantos años, de que en realidad siempre hemos sido inmortales, la vida y la muerte son solo los nombres que le hemos puesto a determinadas fases de nuestra existencia.
Siempre oí decir, que lo que tiene precio poco valor tiene, por lo tanto, permitidme que muestre mi desconfianza ante aquellos que ponen precio a la vida. La suya millones de dólares, la de los demás ni un céntimo, aunque me intenten vender sus hazañas como ciencia y progreso.
“Me llamas tu vida, llámame tu alma, porque el alma es inmortal, y la vida solo es un día”. Paul Bourget