En busca de la coquillera de oro

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En busca de la coquillera de oro

Atravesamos la jungla de Guatemala en dirección a la ciudad perdida de Zotse. Lástima que compramos los planos en el bazar chino del pueblo. El objetivo de la expedición era encontrar la ciudad perdida de Zlotz y la tumba del rey K’utz Chorran, lugar en donde esperábamos encontrar la coquillera de oro y diamantes del antiguo rey. Por si no lo sabíais, el futbol y el hockey eran antiguos deportes mayas, aunque se practicaban con la cabeza de un enemigo. La coquillera, invento maya para proteger los testículos, fue para los reyes una pieza fundamental para el juego.

Atravesamos la jungla con grandes dificultades, machete en mano. El manual de serpientes venenosas, también comprada en el chino, no nos fue de gran utilidad. Suerte de nuestro guía Felipe, que gracias a sus mordeduras nos dio la pista de las venenosas o no, DEP. Por fin llegamos al objetivo, la pirámide de Zotse apareció ante nuestros ojos. Organizamos una juerga para celebrarlo.

Por fin montamos el campamento base, en la primera noche tuvimos un incidente, una becaria, una chica catalana regordeta y muy maja, fue atacada y descuartizada por un jaguar. No hay mal que por bien no venga, gracias a su sacrificio, el jaguar empachado, no volvió a atacar el campamento. Empezamos la excavación.

Todos estábamos al día de las técnicas de la exploración. La mayor parte de nosotros habíamos visto toda la saga de “Indiana Jones” y las pelis de “ La Momia” . Estábamos preparados. Incluso dos becarios tenían la carrera de antropología.

Primero montamos la cuadricula de la manera mas profesional posible. Nos desviamos cincuenta metros de nuestro permiso original, pero una vez en medio de la nada, que mas da metro mas o metro menos.

Al principio fuimos muy cuidadosos, limpiábamos con pincel cada cuadricula y avanzábamos lentamente hacia la entrada de la pirámide. Pero un día, ya cansado de tanta delicadeza, coloqué una carga de Semtex, también comprada en el chino, para avanzar de una vez, el permiso de excavación expiraba. La explosión arrastró a medio equipo hasta una galería subterránea, con pocas victimas. Por fin habíamos llegado al meollo de la investigación.
Encontramos un surtido de momias, reyes, reinas, escribas, pero ninguno era nuestro objetivo. Delicadamente las depositamos en el contenedor de momias que el gobierno Guatemalteco colocaba junto a cada excavación. También encontramos una continuación del calendario Maya para el tercer milenio, en plomo, pero a quien le importaba, al contenedor de residuos no reciclables con el.

Avanzamos lentamente a través de ocultos pasadizos. Había alguna trampa que otra, pero yo enviaba por delante a los becarios. Hubo un par de victimas mas, pero no cesamos en nuestra búsqueda. Por fin llegamos a la cámara real. La momia de K’utz Chorran apareció ante el fuego de nuestras antorchas. Rodeado de antiguos balones de futbol y stiks de hockey , lo vimos. La cuquillera de oro y diamantes estaba allí, protegiendo sus partes. Un becario muy empollón leyó en antiguo maya la maldición : A todo aquel que robe la coquillera del rey se le caerá la pilila antes de la tercera luna. No le di importancia, lo achaque a que el chaval estaba en segundo de arqueología y no descifraba bien.

Meses después con una fortuna en mi cuenta y una exposición en el Smithsonian de Washington a mi nombre, me revolcaba en una cama de la clínica Mayo de New York con la pilila a cachos, un equipo de cirujanos plásticos intentaban reconstruirla. Pero a quien le importa. Había conseguido la gloria y con el canal porno en la televisión de pago, ya me apañaría.

Tom Roca

Tom Roca: El Diablo

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