El solsticio de verano
El solsticio de verano
Los solsticios son el resultado de la inclinación del eje norte-sur de la tierra 23.4 grados relativos a la eclíptica, el plano de nuestro sistema solar. Esta inclinación causa que distintas cantidades de luz solar alcancen diferentes regiones del planeta durante la órbita de la tierra alrededor del sol.
En el solsticio de verano, el hemisferio norte recibe más luz solar que cualquier otro día del año, pero esto no significa que el primer día de verano sea el más caluroso.
Culturas
Para las culturas antiguas y algunas religiones actuales los alineamientos naturales cobran mucha importancia, y hay mucho misticismo y poderes sobrenaturales unidos a este hecho.
Hay muchos ejemplos como los antiguos Egipcios que construyeron las Grandes Pirámides de Gizeh de forma que el sol, visto desde la Esfinge, se sitúa exactamente entre dos de las pirámides, en el solsticio de verano.
Recientemente, se han descubierto restos de un observatorio astronómico en la ciudad Maya de Uaxactún, en Guatemala, en la que los diez edificios estaban diseñados de modo que se alineaban con el sol durante los solsticios y los equinoccios, y esto se podía observar desde la edificación principal. Durante esos días, observaban el sol y podían adelantar cual era la mejor época para la siembra o para recoger la cosecha. También obtenían información para saber cual era el mejor momento para engendrar un hijo.
Stonehenge es quizás el más conocido por este fenómeno creado por el hombre. De origen pre-céltico, durante el solsticio de verano, se puede observar desde un punto concreto por donde va a salir el sol. Pero no es el único observatorio astronómico megalítico que se conoce. A lo largo de la Europa celta y pre-celta hay varios más.
Lo que resulta fascinante es por qué tantas culturas tan dispares entre sí tenían esa fascinación por ese momento concreto del año, y como predecían como irían las cosechas a partir de la información que sacaban de ello.
Hogueras y brujas
El origen de las famosas hogueras es que como a partir de ese momento los días se van acortando paulatinamente, creían que quemando troncos ayudarían al Sol a recobrar fuerzas, pues el temor era que acabase apagándose. Aunque hay que tener en cuenta que tanto en la antigua Grecia como en Roma se hacían hogueras por las mismas fechas, y se saltaba por encima de ellas tres veces para obtener la protección de los dioses y atraer la buena suerte.
De la misma manera, el hecho de caminar sobre las brasas, costumbre que todavía se conserva en algunas localidades, era para purificarse y demostrar que se estaba en armonía con la naturaleza, y así obtener la aprobación de los dioses. Hay que apuntar que esto último era algo voluntario. En las poblaciones costeras la tradición era bañarse en el mar, con el mismo fin de purificarse y atraer la protección de los dioses.
Las brujas siempre han celebrado éste día, ya que se pensaba que es un día mágico, en el que se abren las puertas a otras dimensiones o realidades. Las hierbas recogidas durante el anochecer del solsticio tienen más propiedades mágicas, y por tanto los rituales serán más efectivos.
Ritual
Hay un ritual que a mi me gusta mucho y que consiste en recoger siete hierbas o plantas diferentes al anochecer, antes de que sea noche cerrada. Estas plantas las pondremos en un cuenco o cubo con agua y lo dejaremos al aire libre, a la luz de la luna durante toda la noche.
Antes de que salga el sol lo retiraremos y filtraremos el agua, que guardaremos en botellas y en un sitio oscuro. Este agua no es para beber sino para ponerse en la nuca, las muñecas o la frente, y nos servirá de protección durante todo el año. Ah! Mucho ojo al recoger las hierbas, no vayáis a incluir alguna venenosa que os produzca una reacción alérgica.
Yo suelo utilizarla para mis iniciaciones de reiki.