El origen de San Valentín
Una de las celebraciones de la antigua Roma con más carga sexual y cuya finalidad era la exaltación de la fertilidad, era la festividad de los Lupercales. Se celebraba cada 15 de Febrero se realizaban en torno al monte Palatino. Su nombre hacía referencia al Fauno Luperco, romanización de Pan, dios griego de los bosques, la agricultura, el pastoreo, la fertilidad y la sexualidad masculina desenfrenada.
Rituales en las luparcales
Las luparcales marcaban que el invierno comenzaba a alejarse dando paso a la primavera, la estación de la fertilidad. Eran unas fiestas de purificación colectiva, donde no solo se preparaba a la tierra, sino también al cuerpo, de cara a una buena cosecha.
Entre los rituales propios de esas fiestas se encontraba la flagelación. Los jóvenes lupercos flagelaban a las mujeres para transmitirles su energía fecundadora y demostrarles la virilidad del macho cabrío. Como curiosidad, añadir que el origen del nombre del mes de Febrero puede que esté relacionado con esta festividad. Se baraja que su nombre derive de las tiras de piel, utilizadas para fabricar los flagelos, denominadas Februa.
El inicio de los rituales se efectuaba en la gruta del Lupercal, en la cual la leyenda de la creación de Roma dice Rómulo y Remo fueron amamantados por la loba. En esta gruta, situada en el monte Palatino, se sacrificaban varias cabras y un perro. Después del sacrificio, dos jóvenes se acercaban al altar, y eran ungidos en la frente con la sangre del cuchillo utilizado durante el sacrificio, a continuación se les limpiaba la sangre con un pedazo de lana empapado en leche, y los dos jóvenes entonaban unas carcajadas rituales.
[Tweet “La fiesta en honor a ese santo del catolicismo cuya historia posiblemente tenga más de leyenda que de historia. Supongo que ya todo sabréis, algunos opinan que el origen de la celebración del 14 de Febrero nace en la denominada Leyenda de San Valentín.”]
Ritual sangriento
Con la piel de los animales sacrificados se fabricaban las februas y acto seguido se iniciaba una carrera frenética alrededor del monte Palentino en busca de mujeres a las que flagelar para asegurarles la fertilidad. Este acto se denominaba februatio.
Algunos autores como Cicerón se avergonzaban de haber visto participar a conocidos suyos en esta festividad. Esto iba acompañado de un banquete ritual con la carne de los animales sacrificados, regado con abundante vino.
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