Los genios o Djins
Según cuentan las historias antiguas, después de los ángeles, pero antes de los hombre, Dios había creado a una tercera especie de seres que compartía características de los dos, los djinn, o genios, seres que estaban a medio camino entre la naturaleza espiritual y la carnal. Estos genios según la ocasión podían ser tanto bondadosos como malignos, y se dividían en cuatro grupos. Los Daos o genios de la tierra, los marids o genios del agua, los Djins o genios del aire, y los Efreets que eran los genios del fuego.
Invisibilidad
El islam considera a los genios seres creados de fuego sin humo, dotados como el ser humano de libre albedrío y que pueden obedecer a Dios o bien a Iblís, el demonio, a quien a veces se describe como tal, es decir como ángel caído, y a veces es considerado genio.
Por lo general son invisibles, pero pueden adoptar diferentes formas (antropomorfas, plantas o animales) y tienen la capacidad de influencia espiritual y mental sobre el ser humano (posesión psíquica), pero no necesariamente la utilizan. Los genios, a diferencia de los ángeles, comparten el mundo físico con los seres humanos y son tangibles, aunque sean invisibles o adopten formas diversas. Los genios y los humanos pueden casarse y procrear. Por esta razón, la jurisprudencia islámica medieval llegó a regular las condiciones relativas a matrimonio, descendencia y herencia entre genios y humanos.
Sin forma precisa
Bromistas y embaucadores, en ocasiones se hacían pasar por animales o se presentaban con la apariencia de una mujer hermosa para visitar a los hombres por la noche, hacerles el amor y robarles la energía, como si se tratara de súcubos. Dicen que son capaces de provocar ciertas formas de locura en los hombres, atravesar las paredes y desplazarse a gran velocidad.
Cuentan que fue el rey Salomon el que al no poder someter a los genios a seguir la religión, que valiéndose de artes mágicas consiguió encerrar a los genios en jarrones, botellas, anillos y lámparas de aceite. Si algún mortal logra liberarlo el genio le concederá tres deseos, tras lo cual continuará en su compañía en condición de esclavo, pero cuidado, los genios en realidad odian a los hombres. Los deseos no siempre se cumplen como uno piensa, y cuando están esclavizados y se les mandan tareas, muestran una actitud irónica tratando de trasgiversar las órdenes cada vez que pueden.
Por eso, si alguna vez logras liberar a un genio, guárdate un último deseo para pedir por la libertad del genio, quizás liberándolo de su condición de esclavo sea la única manera de que los otros dos te sean concedidos a la manera que quieres.
Hemos creado al hombre de barro, de arcilla moldeable
Antes, del fuego ardiente habíamos creado a los genios.
(Corán, 15, 26-27)
Fran González