El Cronovisor

Según las antiguas leyendas árabes, recogidas por ejemplo en libros como “Ali Baba y los 40 ladrones” o “Las Mil y una noches”, la Mesa de Salomón consistía en una mesa que sujetaba un espejo mágico, y a través de ese espejo, se podían ver imágenes de otras épocas.

Descripción

¿Una mesa que sujeta un espejo mágico donde se pueden ver imágenes de otras épocas? Sería una manera de definirlo. Yo utilizaría uno más simple y quizás más fácil de entender, ¡Ordenador!  Y si la mesa de Salomón no hubiera sido más que un ordenador,  un regalo de gente con tecnología más avanzada, venidos del futuro o de quien sabe donde, gente que al parecer, y aunque queramos negarlo, tuvieron contacto, y mucho, con nuestros antepasados.

Dicen, que allá por la década de los cincuenta, todo fue obra de un monje benedictino, el padre Ernetti, científico y exorcista, entre otras cosas. Se puso al mando de un equipo compuesto por doce personas. Intentaron construir una mesa de Salomón al servicio del Vaticano. Querían un espejo mágico que pudiera captar imágenes de otras épocas, hay quien cree que este equipo de científicos consiguió su propósito. La obra perdida de Tiestes, un escritor de la antigua Roma y una imagen del rostro de Cristo en el momento de su muerte fueron las pruebas presentadas. Llegaron a la prensa  a través de un diario italiano que demostrarían el éxito de aquello que llamaron Cronovisor.

Secretum Omega

Al parecer todo lo relacionado con el cronovisor fue declarado “secretum omega” máximo secreto en el argot de la Santa Sede, y las únicas pistas que podríamos encontrar sobre el mismo se encuentran depositadas en dos notarias, una en Suiza y otra en  Japón, desconociéndose por completo quienes son los autorizados para poder acceder a  esos documentos.  Y  en conclusión, con más contras que pros, lamentablemente, el Cronovisor tan solo ha pasado a engrosar las listas de las leyendas urbanas.

Más allá de que el cronovisor sea o no un mito, el Padre Ernetti sostenía que al igual que el sonido se queda vagando a nuestro alrededor, lo cual para mí no ofrece dudas, ya que algunas psicofonías creo tan solo son impregnaciones que perduran a lo largo del tiempo, con  las imágenes también sucedería algo similar. El cronovisor no sería más que un conjunto de antenas dirigidas a determinados lugares del espacio tiempo. Podría captar imágenes allí impregnadas, o eso es lo que creo, o quiero creer.

Mientras escribo este artículo, sentado aquí, delante de mi espejo mágico, me pregunto que si fuera posible sintonizar imágenes del pasado. Si se me diera una sola oportunidad para hacerlo, un solo lugar, un solo momento, ¿Qué canal sintonizaría? Difícil elección.

“Nuestro destino nunca es un lugar, sino una nueva forma de ver las cosas”.

Henry Miller

Fran González

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