Ed Gein “El Carnicero de Plainfield”

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Ed Gein “El Carnicero de Plainfield”

En la historia de la humanidad existen una serie de listas negras que ojalá nunca hubieran existido, pero están ahí, me refiero a la lista de psicópatas, de asesinos en series, de personas, por qué supongo que lo son, que fueron capaces de cometer los crímenes más atroces,  asesinos movidos por un patrón de conducta, por un trauma, por un deseo de maldad, asesinos que en algún lugar de su mente guardaban algo difícil de entender y difícil de explicar.

El caso  que hoy comentamos es, desde un punto de vista médico, uno de los más complejos de la criminología. Voyerismo, fetichismo, travestismo y puede que necrofilia, integraban la personalidad de Ed Gein, también conocido como el “Carnicero de Plainfield”.

Historia

Podíamos comenzar la historia en una taberna de Plainfield (Wisconsin) en una fría tarde de invierno de 1.954, el local está vacío, y ni rastro de su propietaria Mary Hogan, en reguero de sangre cubriendo las tablas de madera del suelo hacen presagiar lo peor. No hay señales de lucha, la caja registradora está intacta, pero todo hace suponer que la mujer ha sido asesinada y que su cuerpo ha sido arrastrado hasta el exterior, donde posiblemente un coche se encargó de transportar el cadáver hasta otro lugar. Pero aparte de estos datos, la desaparición de Mary era todo un misterio.

Aproximadamente un mes después de este suceso, el propietario del aserradero de Wisconsin comentaba el caso con un hombre pequeño y tímido que vivía en una granja de madera a pocos kilómetros de allí. Su nombre era Ed Gein.  El hombre le recordó  que en alguna ocasión lo había visto sentado en un rincón de la taberna mirando fijamente a la desaparecida, absorto, y que había llegado a la conclusión de que estaba enamorada de ella.

Le sugirió bromeando, que si le hubiese hablado a Mary con claridad de sus sentimientos, probablemente en ese momento estaría en su granja cocinando y esperando a que volviera en lugar de haber desaparecido, presumiblemente asesinada. Gein, con un extraño gesto puso los ojos en blanco y le respondió con una sonrisa irónica: “No está desaparecida. Ahora mismo está en la granja”. El hombre se encogió de hombros y no le tomó en serio, después de todo, los que conocían a Gein estaban acostumbrados a sus comentarios absurdos.

Niñez

Nacido el 27 de agosto de 1906, era hijo de una madre austera y fanática religiosa que despreciaba a su débil y borracho marido. Cuando ambos discutían, que solían hacerlo con frecuencia, el hombre se emborrachaba y pegaba a sus dos hijos. Desde el primer momento, la vida de Ed estuvo completamente dominada por su madre, quien se había prometido a sí misma que su hijo no sería nunca como esos hombres lascivos, ateos y alcoholizados que veía a su alrededor.

Seguía una disciplina muy dura castigando a sus hijos, y era incapaz de darles el consuelo y el amor de una madre. Nunca tuvo contacto con otros niños, a la muerte de su madre, Un Gein, solitario e introvertido, tuvo que enfrentarse a un mundo del que no conocía absolutamente nada.

Hechos

La mañana del sábado 16 de noviembre de 1957, Ed Gein asesinaba a la dueña de la ferretería del pueblo, Bernice Worden, disparándole una bala con su viejo rifle de caza del calibre 22. También en esta ocasión se llevó el cadáver en la furgoneta, dejando el suelo del local encharcado de sangre. Pero esta vez, habría un testigo… el libro de contabilidad. En su última anotación, figuraba el nombre de Ed Gein, a quién habría vendido su último anticongelante.

El mismo día del arresto de Gein, el Sherif de la localidad junto con uno de sus ayudantes iniciaron un registro en la granja, al pasar dentro, el sheriff sintió como algo le rozaba el hombro, y al volverse se topó con un cuerpo decapitado de mujer con un profundo agujero en el estómago que colgaba del techo. El cadáver colgaba de un gancho por el tobillo y con un alambre le habían sujetado el otro pie a una polea. Habían rajado el cuerpo desde el pecho hasta la base del abdomen, y las tripas brillaban como si las hubiesen lavado y limpiado.

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Por todas partes se veían montañas de basura y desperdicios, cajas de cartón, latas vacías, herramientas oxidadas, excrementos, revistas pornográficas, de terror y de anatomía humana, chicles pegados en las tazas y una dentadura sobre el mantel de la mesa.Había varios cráneos por la cocina, algunos partidos por la mitad y empleados como cuencos. Una inspección más detenida reveló que una de las sillas de la cocina estaba hecha con piel humana, como las pantallas de las lámparas, las papeleras, las fundas de los cuchillos e incluso alguna prenda de vestir, como un chaleco o un cinturón formado con pezones humanos.

Entre los más atroces descubrimientos, se encontraron unas cajas con los restos humanos pertenecientes a diferentes cuerpos sin identificar, el corazón y la cabeza amputada de Bernice Worden en una bolsa de plástico, una colección de nueve máscaras de piel humana con el pelo intacto, de las cuales, cuatro colgaban en la pared que rodeaba la cama de Gein, Había decorado el interior de su casa de madera con esas máscaras confeccionadas con tiras de piel procedentes de auténticos rostros humanos y con los cráneos colgados de las columnas de su cama.

La única habitación de la casa que parecía normal era una sellada con tablones en la puerta y perfectamente ordenada, la de su madre. Desde que su madre muriera en 1945, doce años antes, la habitación había estado cerrada con clavos como un sepulcro. Ed explicó a la policía después de su detención que después de su fallecimiento, su madre se mantuvo en contacto con él durante más de un año, hablándole mientras se adormecía. Dijo que había sido en esa época cuando desarrolló su fascinación por la anatomía. Le fascinaban los reportajes sobre la operación de cambio de sexo y se planteó el convertirse él mismo en mujer.

Gein declaró que tan sólo recordaba, muy confusamente, haber matado a Bernice Worden, y que los demás restos humanos que se habían hallado en la granja pertenecían a nueve cadáveres que había sacado del cementerio. Unas veces arrastraba cadáveres enteros hasta su casa, otras cortaba las partes más interesantes y se las llevaba como recuerdo.

A medida que se iba conociendo su verdadera historia se hizo evidente que esas perversiones eran meras manifestaciones de una psicosis profunda, un trastorno mental que tenía sus raíces en la relación anormal que tenía con la madre. De niño, buscaba el amor de su madre de manera obsesiva, que le era negado una y otra vez, fue así como en su mente se desarrolló una nueva personalidad, un Ed que odiaba a la mujer.

Fallecimiento

Gein murió por insuficiencia respiratoria el 26 de julio de 1984, tras décadas de reclusión en una unidad psiquiátrica, donde resultó ser un paciente modelo. En la actualidad, sus restos descansan en el cementerio de Plainfield, al lado de los de su madre. Aparentemente era un hombre inofensivo, pero su personalidad ocultaba un terrible psicópata que convirtió su granja en un matadero humano. Sus espeluznantes crímenes proporcionaron a Hitchcock las bases para su clásica película de terror Psicosis.

No hay locura de los animales de este mundo que no quede infinitamente superada por la locura de los hombres.

“Herman Melville”

Fran González

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