Contacto telefónico

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Laura: Si, es que, no sé, anoche cuando me llamaste te noté la voz un poco ronca y pensé que quizás estabas algo tomado de la garganta.

Alejo: Pues no, estoy perfectamente. Y con respecto a la llamada de anoche… bueno, déjalo… no importa.

Laura: No, dime, ¿Qué ibas a decir?

Alejo, que no quería reconocer el hecho de que ni siquiera recordaba haber realizado dicha llamada, prefirió inventarse otra cosa para decir.

Alejo: Pues… que… te quiero mucho y no quiero que volvamos a discutir.

Encuentro con Laura

Y allí, bajo la luz tenue de una farola, ambos enamorados vuelven a abrazarse y a besarse de forma apasionada.

Ya de vuelta a su casa, Alejo saca su teléfono del bolsillo y comienza su peculiar desconexión de la realidad. Una vez en su habitación, éste se desviste casi con una mano mientras sigue visualizando la pantalla del teléfono que mantiene sujeto con la otra mano. Ya tendido en la cama, se va despidiendo de sus amigos a la vez que confirma la fiesta de celebración por su empleo para la noche del día siguiente. Una vez confirma el evento, apaga la luz y, tumbado en su cama con la única luz del resplandor de la pantalla del celular, comienza a buscar la música que tiene guardada en la memoria.

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La pensión

Extraña llamada

Finalmente, y tras ojear durante un buen rato la larga lista de opciones, se decide por el tema de Bon Jovi “It´s my life”. Pero, a mitad de la canción, comienza a sonar el teléfono. Alejo, que se encontraba adormecido, pega un salto de la cama como consecuencia del susto. Una vez recuperado del sobresalto, éste mira la pantalla del celular y advierte que el número que sale en la pantalla es el de su propio teléfono.

Alejo: Que extraño, sale mi propio número.

A pesar de su extrañeza decide aceptar la llamada y con mucha curiosidad se lleva el aparato al oído.

Voz del teléfono: Hola Alejo, creo que ha llegado el momento de que hablemos.

Una voz un tanto ronca que no se asemeja a la de ninguna persona conocida pero que sin embargo le trata como si lo conociese de mucho tiempo atrás.

Alejo: Un momento, ¿Quién eres?, ¿Nos conocemos?

Extrañeza

Voz del teléfono: ¿Qué si nos conocemos?, por supuesto que nos conocemos. Me debes todo lo que eres.

Alejo: ¿Cómo dices?, ¿Qué te debo qué?

Voz del teléfono: Has oído bien, me debes todo lo que eres.

Alejo: ¡Jódete!

Y después de soltar el insulto, Alejo cuelga el teléfono de forma enérgica.

Alejo: Pero, ¿Quién era ese tipo?, ¿Se habrá equivocado de número?

Y mientras el joven licenciado queda pensativo en el silencio de la noche, poco a poco sus parpados le van pesando más y más hasta que, finalmente, cae profundamente dormido.

Nueva llamada

A la mañana siguiente, el sonido de una llamada entrante despierta a Alejo. Éste, aun medio dormido, recoge el teléfono y responde:

Alejo: Diga.

Mario: ¿todavía en la cama?

Alejo: No me jodas, Mario. ¿Qué quieres?

Mario: Solo quería decirte que mis padres salen esta tarde de viaje y tengo la casa libre. Solo mi gato estará. Así que la fiesta la realizaremos en mi casa.

Alejo: Gracias tío. Eres el mejor.

Mario: De eso nada. Cuando tenga un problema me tendrás que representar gratuitamente.

Alejo: jajaja. Ok.

Mario: Bueno, esta noche nos vemos. Chao.

Alejo: Chao.

Reunión de amigos

Casa de Mario, 9 p.m. Ya todos se encuentran en la fiesta.
Mario, Gema, Carlos, Laura y Alejo. Todos conversan animadamente mientras degustan, sorbo a sorbo, un vaso de ron con cola. Todo, a su vez, ambientado con música discotequera.

Alejo conversa en un extremo del salón con Laura, cuando de repente comienza a sonar su teléfono. Consciente de que a Laura no le gusta que se distraiga con el móvil cuando están juntos, decide excusarse e ir al baño.

Sigue

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