bfcbcfecfa

Casas encantadas

Aquel que encuentra la paz en su hogar, ya sea rey o aldeano, es de todos los seres humanos el más feliz.

J.W. Von Goethe

El escritor de “Fausto”, da a entender con esta frase que se trataba de un hombre que supo encontrar la paz del hogar, pero esto no sucede en todos los casos.

A lo largo de la historia y en diferentes lugares repartidos por ciudades de todo el mundo, corren testimonios de personas y familias enteras para las que su hogar se había convertido en un verdadero infierno.

Desde el Palacio de Linares en Madrid, hasta la Mansión Monte Cristo en Australia, pasando por el Hospital Juárez en México, o la prisión Mezhdurechensk en Rusia.

Se contabilizan por cientos, los lugares donde diferentes personas afirman haber sido testigos de sucesos paranormales o apariciones espectrales.

Elevando a estos lugares a la categoría de lo que conocemos como “casas encantadas”. Incluso Disneylandia Orlando, se vanagloria de tener su propio fantasma paseando alegremente por sus instalaciones.

Con semejante historial, no es de extrañar que la UNESCO tenga elaborada su propia lista con esas supuestas casas encantadas.

De modo, que a nadie le sorprenda si algún día escuchamos la noticia, de que la mansión de Amityiville ha sido declarada “Patrimonio de la humanidad”.

Yo nunca, por suerte o por desgracia, he vivido en una casa encantada.

Pero recuerdo que hace algún tiempo, en la casa donde vivía por aquella época.

Las luces fallaban continuamente, también he de decir que la instalación eléctrica de la vivienda dejaba mucho que desear. La cuestión es que cuando nos quedábamos a oscuras, siempre en broma, comentábamos: ¡ya está el fantasma metiéndonos miedo!

Una noche, mientras uno de mis hijos y yo veíamos por televisión un  programa de misterio. Entrevistaban a una persona que explicaba, que en su casa ocurrían numerosos sucesos inexplicables. Mi hijo comento en voz alta: ¡eso si es un fantasma, y no el que tenemos aquí que solo apaga las bombillas! En ese instante oímos un estruendo en la cocina, al ir a ver qué pasaba, encontramos varias ollas y sartenes por el suelo. La puerta del armario donde se encontraban, se había abierto inexplicablemente, cayéndose todo lo que había en su interior.

Desde aquel día no volvimos a comentar nada sobre el fantasma, por si acaso.

Nadie puede afirmar a ciencia cierta, qué es lo que sucede en esos lugares. Unos lo intentaran llevar al camino de la lógica, y otros en cambio, lo atribuirán al mundo de lo desconocido, sugestión, mensajes del más allá, presencias demoniacas, telequinesis.

Quien sabe, pero lo que es innegable es que aquellos que han vivido los sucesos en primera persona, reflejan el horror en sus rostros, y tiemblan cada vez que recuerdan los hechos, a partir de aquí, que cada uno extraiga su propia opinión.

Aun así, si alguno siente la curiosidad de visitar, o de vivir, en algún lugar rodeado de leyenda, que recuerde esta frase de la película “El Resplandor”.

“Verás, cuando algo pasa quedan huellas. Es como el olor a quemado. Y tal vez cosas que han pasado dejan otro tipo de huellas. No cosas que la gente advierta, pero cosas que los que resplandecen sí  ven. Como también pueden ver cosas que aún no han pasado y cosas que ocurrieron hace mucho tiempo.

Fran González

TWITTER – FACEBOOK – BLOG

Carretera embrujada en Nueva Jersey

Deja un comentario