Akenaton el faraón extraterrestre

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El lugar donde Akenaton debía empezar su  nueva vida le fue sugerido por el propio dios  Atón ,  en el quinto año de reinado,  cuando Akenaton se hallaba en un  desértico paraje en medio de Egipto a  más de 300  kilómetros al norte de Tebas  el sol se levantó en el horizonte y  pareció posarse entre dos montañas  cercanas.

El jeroglífico de horizonte era  precisamente el sol descansando entre  dos montañas y el horizonte representaba  el principio y el fin.  Era la señal que Akenaton necesitaba  para construir su ciudad soñada.  El dios Atón   se  le había aparecido y le había indicado  que construyera su ciudad en el  inhóspito desierto.

Nueva ciudad donde viviría Akenaton, el faraón de origen extraterrestre.

Llamo al lugar Ajenatón, el horizonte de  atón. En los alrededores de la nueva ciudad  Akenaton  mando esculpir estelas que  marcaban sus límites y narraba la  mística visión  su majestad.

Apareció montado en su gran  carro de electrón como Atón cuando se  levanta en el horizonte.

Sus palabras fueron” ha sido Atón  mi padre quien me ha dicho  que construya la ciudad.  Ningún funcionario me aconsejó jamás que  eligiera este desértico lugar  después de la revelación que Akenaton  había tenido sobre la construcción de su  ciudad selecciono un pequeño grupo entre  sus seguidores y los desplazo de Tebas  al desierto que Aton había elegido.

El lugar que actualmente se llama Tel El Amarna. Reunió a los fieles en una de las  estelas limítrofes del terreno y  mientras observaba la desolada llanura  donde iba a construirse la nueva ciudad  realizó una ceremonia de adoración.

Fue  el sermón de la montaña de Akenaton “el  gran ser Atón  ha ordenado mi vida  es mi padre  al cual ningún artesano ha contenido. Él se muestra cada día al amanecer y en  el ocaso. Eternamente llega a la Tierra con sus  rayos y otorga la vida a todos

Crucial descubrimiento en Abydos

Akenaton y Nefertiti

Akenaton ya no se encontraba solo ahora  estaba casado con Nefertiti una de las  mujeres más hermosas de la historia. Tenían su propia familia. Una esposa,  dos  hijas y cuatro más que vendrían.

Continua

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