Los sátiros
Se decía, que cuando estaba ebrio Sileno poseía una sabiduría especial y el don de la profecía, pero desgraciadamente, esto no sucedía casi nunca. Representado casi siempre viejo y gordo, este dios menor, hijo de la relación de Pan con una ninfa, es conocido principalmente por sus excesos con el alcohol. Padre adoptivo, preceptor y leal compañero de Dionisio, el dios del vino, cuentan que su único afán por tener hijos era el que estos pudieran sostenerlo cuando estaba borracho.
Los Satiros, los hijos de Sileno, criaturas silvestres e indomables, mitad hombre y mitad animal, por lo general cuerpo, brazos y órganos sexuales de hombre, patas, pezuñas y orejas de cabra.
Sienten el mismo amor por la danza y la música como el que sienten por la bebida y la juerga, siendo considerados fieles miembros del cortejo de Dionisio. A menudo, en compañía de las Ménades (Esas ninfas a las que el Dios Pan condenó a vivir en una extraña locura mística y de las que hablaremos otro día) realizaban grandes fiestas y orgías al compás de las siringas, una especie de flauta de caña de nueve tubos, gaitas y castañuelas, cumpliendo así la labor encomendada por los dioses de difundir las delicias del vino entre la humanidad.
Dado la poca lucidez de la que goza el padre de los sátiros, a causa de su perpetua embriaguez, estos están regidos por los denominados 3 sátiros mayores, Marón, Leneo y Astreo.
La mayoría de los sátiros poseen un par de pequeños cuernos naciendo desde sus cabezas, variando entre pequeñas protuberancias hasta los cuernos enroscados del más grande de los carneros. Muestran los anchos hombros y el poderoso cuerpo superior de los humanos, y muchos llevan barba de algún tipo. Su salvaje y rizado pelo varía de longitud, con los sátiros más jóvenes llevando el pelo corto. Los sátiros más viejos lo dejan crecer al mismo tiempo que envejecen, hasta que cuelga sobre sus hombros.
Criaturas alegres y pícaras, su carácter desenfadado y festivo puede volverse peligroso e incluso violento. Como criaturas dionisíacas, son amantes del vino, las mujeres y disfrutan de los placeres físicos. Tienen un baile especial llamado sikinnis. Debido a su gusto por el vino, a menudo aparecen sosteniendo copas y aparecen en la decoración de vasijas y tinajas.
Aunque sienten debilidad por las ninfas, a las que persiguen con actitud lujuriosa a la más mínima oportunidad, los sátiros siempre están dispuestos para todo aquel ser al que la naturaleza haya dotado de feminidad.
A menudo, los sátiros son confundidos con los faunos, sin embargo hay algo que los diferencia… sus patas, los sátiros tienen pezuñas de cabra, mientras que los faunos las tienen de chivo. Por lo tanto si alguna vez te encuentras a un ser semejante a un sátiro, o a un fauno, en el bosque, mira sus pezuñas y podrás saber a qué te enfrentas.
Fran González