Andrei Chikatilo “el carnicero de Rostov”

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ANDREI CHIKATILO “EL CARNICERO DE ROSTOV”

Andrei Romanovich Chikatilo,el mayor y más famoso asesino en serie de Rusia. Consiguió hacer famosa a la región en la que residía, Rostov, en todo el mundo. Un condenado inocente, una esposa confiada y una peculiaridad genética con el antígeno B, le permitieron dedicarse a matar, mutilar y devorar durante doce años. Fue conocido como el carnicero de Rostov

Breve biografía

Chikatilo nació el 16 de octubre de 1936 en Yablochnoye, un pueblo de Ucrania. Creció convencido de que a su hermano mayor lo habían matado unos vecinos y se lo habían comido durante la hambruna de Ucrania de principios de los años treinta.

Era un niño tímido, introvertido, afeminado, humillado por sus compañeros y se refugió en el comunismo. Aunque era bastante miope se negó a llevar gafas durante su infancia y adolescencia porque pensaba que acrecentaría las burlas de sus compañeros. Tampoco tenía éxito con las mujeres y en el servicio militar corría el rumor de que era impotente. Una vez abrazó a una chica y cuando ella intentó apartarse, eyaculó. A partir de ese momento empezó a tener una fijación por las mujeres que le rechazaban y la violencia unida al sexo.

Su hermana le presentó a la hija de un minero, Fayina, con la que se casó en 1963. Aunque le resultaba difícil mantener una erección, sí era capaz de eyacular y el matrimonio tuvo dos hijos, en 1965 y 1969.

Estudios

Estudió en la universidad de Rostov y se hizo maestro en 1971, pero siempre fue incapaz de controlar a los alumnos que se reían de él. Se empezó a obsesionar con las menores de doce años. Se masturbaba viendo a las alumnas en ropa interior y abusaba sexualmente de niños y niñas mientras dormían. Le echaron de la escuela en la que trabajaba por estas actividades y se buscó otro colegio, en el que los alumnos mayores le pillaron intentando hacerle una felación a un niño pequeño y le dieron una paliza. Sus actividades con menores no salieron a la luz porque los directores de los centros estaban más preocupados por evitar escándalos.

En 1978 se fue a vivir con su familia a Shakhty, cerca de la ciudad de Rostov. También se compró una cabaña al lado del río Grushevka, a la que llevaba a borrachos y prostitutas, pero las relaciones no le satisfacían porque no oponían resistencia.

Comienzan sus andanzas en 1978

En diciembre de 1978 se llevó a Lena Zakotnova, una niña de nueve años, a su refugio. Quería violarla, pero sus problemas de impotencia se lo impedían. Entonces, empezó con los tocamientos y, por fin, consiguió tener una erección cuando la menor empezó a gritar. Por temor a que la niña contara lo ocurrido, la apuñaló varias veces en el estómago y la tiró al río. La menor falleció en el agua ahogada por una mezcla de hipotermia y de los cortes y heridas infligidas. Otra niña dijo haber visto a la víctima el día del crimen con un hombre de mediana edad, delgado y con gafas. La policía interrogó entonces a Chikatilo porque además aparecieron manchas de sangre cerca de su cabaña, pero su esposa le proporcionó una coartada, y le dejaron en libertad. Fayina no podía imaginar que su dócil y medio impotente marido era un asesino sexual.

Detención equivocada

Finalmente detuvieron a Alexander Kravchenko, un joven de 25 años que no coincidía con la descripción del acompañante de Lena, pero que tenía antecedentes por agresiones sexuales. Le condenaron a muerte y fue ejecutado en 1984 por el crimen.

Una vez encontrado su particular sistema para lograr la satisfacción sexual, Chikatilo se dedicó a matar a mujeres, niñas y niños.

 

Siguieron sus actos delictivos

En 1981 le despidieron de un colegio y fue incapaz de conseguir otro trabajo como profesor por su fama de lascivo. Entonces empezó a trabajar en una fábrica como oficinista en el departamento de abastecimiento, cargo que le obligaba a viajar constantemente, con lo que podía ampliar su radio de acción. Ese mismo año liquidó a su segunda víctima, Larisa Tkachenko, una adolescente de 17 años. La conoció en la parada del autobús de la biblioteca de Rostov y le ofreció comida y bebida a cambio de sexo. Después, la estranguló en un bosque, le mordió un pezón y eyaculó sobre el cadáver.

Entre 1978 y 1990 mató a 53 mujeres y niños. Siete eran varones de entre 7 y 16 años. Mataba a sus víctimas dándoles múltiples puñaladas o estrangulándolas, después las troceaba. A las mujeres les solía cortar o arrancar a mordiscos el útero y los pezones y a los niños, la lengua y los genitales. A casi todos les quitaba los ojos y masticaba sus órganos.

Colección de sellos

Tenía un imán para todos: a los niños les decía que les iba a enseñar una colección de sellos o que les iba a dar chicles americanos, a las borrachas les ofrecía vodka, a las prostitutas, dinero por sus servicios y con el resto se ponía a charlar amigablemente, les acompañaba en su camino y después les proponía un atajo por el bosque.

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Al principio las autoridades no pensaron que había un asesino en serie suelto porque había tres tipos de víctimas y buscaban a los criminales entre los enfermos mentales, homosexuales y delincuentes sexuales. Después, tardaron en reconocer ante la opinión pública su existencia porque no podía haber un asesino en serie, lacra y síntoma de la decadencia del capitalismo, en la Unión Soviética. Así que, la sociedad no estaba al tanto de la existencia de un psicópata asesino y no tomaba precauciones especiales.

Perfil del asesino en serie

En 1984 los investigadores relacionaron 23 asesinatos por el modus operandi y en Moscú elaboraron el perfil del asesino: un hombre normal, casado, con trabajo fijo, coche y del grupo sanguíneo AB, según el esperma encontrado en la ropa de una de sus víctimas. También pensaron que podía ser policía por la docilidad con la que le acompañaban las víctimas o carnicero por la pericia descuartizadora.

Vigilaron las estaciones de tren y autobuses, donde el asesino solía encontrar a sus víctimas, y en una de ellas un agente detuvo a Chikatilo acusado de acosar a mujeres en público. No cogía ningún autobús y sólo intentaba ligar con jovencitas. Tenía un maletín con vaselina, una cuerda y un cuchillo grande, pero le hicieron un análisis de sangre y su grupo resultó ser A, así que parecía que no podía ser el criminal de Rostov, aunque siguió ocupando un lugar destacado en la lista de sospechosos. Estaban cerca de Andrei Chikatilo “el carnicero de Rostov”

Por entonces, estaba acusado de robar una batería de coche en la empresa en la que trabajaba y aprovecharon esta circunstancia para encerrarlo. Le condenaron a un año de cárcel y fue expulsado del Partido Comunista. En diciembre de 1984 salió en libertad, tras pasar tres meses en prisión.

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Seguían las pesquisas.

Las investigaciones continuaban, analizaron los datos de medio millón de hombres entre agresores sexuales, conductores y enfermos mentales. Pusieron más de medio millar de agentes en todas las zonas en las que el caníbal solía actuar: recogiendo setas en los bosques, ocultos con ramas en agujeros excavados en el suelo, haciéndose los borrachos en las estaciones de tren,… Algunos tenían hasta gafas de visión nocturna. Durante dos años el criminal dejó de matar. Había patrullas por todas partes y se cree que el mismo formó parte de grupos de voluntarios que vigilaban los transportes públicos.

Finalmente, el 6 de noviembre de 1990 el Carnicero mató en un bosque a su última víctima, Svetlana Korostik, de 22 años. Se comió los pezones y la lengua. Un agente que vigilaba la zona vio aparecer de entre los árboles a un Chikatilo jadeante, con pequeñas gotas de sangre en las mejillas y un dedo vendado, y le pidió la documentación.

La última víctima de Andrei Chikatilo “el carnicero de Rostov”

Una semana después encontraron el cadáver de Svetlana y el 20 de noviembre le detuvieron. Salía del médico, al que había ido a hacerse una radiografía porque una de sus víctimas le había mordido el dedo, y le vieron como se dirigía a un niño, con su maletín de asesinatos. El Caníbal de Rostov negó haber estado el 6 de noviembre en la zona en la que le identificó el agente, pero no le creyeron. Esta vez, analizaron su esperma que resultó ser del grupo AB, mientras que los antígenos B no figuraban en su sangre. Chikatilo era ese uno de cada 10.000 hombres que tiene un grupo diferente en el esperma y la sangre. En su casa, además, guardaba 23 cuchillos y un zapato, cuya huella coincidía con una pisada que apareció junto a una víctima.

El juicio se convirtió en todo un espectáculo, Chikatilo asistía encerrado en una jaula para evitar los ataques de los familiares de las víctimas. Allí se dedicó a leer una revista porno, a gritar y, en una ocasión se desnudó, y, mostrándole su miembro viril al público, gritó: “Mirad esta cosa inútil, ¿qué creéis que podía hacer con esto?”. No se sabe si quería hacerse el loco o si le había afectado el encierro. El 1992 condenaron a pena de muerte a Andrei Chikatilo “el carnicero de Rostov” y fue ejecutado de un disparo en la cabeza el 14 de febrero de 1994.

Diego Arturo García

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