La leyenda del nacimiento de Osiris
La leyenda del nacimiento de Osiris
Cuentan, que el instante de nacer del cielo surgió una voz fuerte y poderosa diciendo: “El rey de todos ha nacido”
Osiris, dios de la resurrección, símbolo de la fertilidad y regeneración del Nilo, dios de la vegetación y la agricultura, también preside el tribunal del juicio de los difuntos.
Cuenta una Leyenda
Que hace miles de años, en el lugar donde entonces moraban los dioses egipcios, allí donde ahora se alzan las grandes pirámides, un romance surgido entre dos de sus ilustres habitantes, causó cierto revuelo en el lugar.
Nut, diosa del cielo, creadora del universo y los astros y Geb, dios de la Tierra, eran los protagonistas de esta historia de amor, pero como en todas las historias siempre hay alguien que se opone a la unión de los amantes, y en este caso fue Ra, el padre de Nut, el gran dios solar, símbolo de la luz del sol y responsable del círculo de la vida.
Ra, furioso, aunque nadie adivinaba el porqué, y se supone que es porqué los dioses son así de caprichosos, lanzó una maldición sobre su hija, “nunca podrás tener hijos, en ningún día y ninguna noche de los 360 días del año”.
Nut no podía ocultar su pena, y las estrellas que adornaban sus vestimentas comenzaron a apagarse lentamente. De repente, una idea comenzó a rondar por su cabeza, acudir a Thoth, dios de la sabiduría, la escritura, la música, y los conjuros y los hechizos. Tras meditar sobre el asunto, Thot retó a Jonsu, dios de la luz lunar, a un juego. Jonsu, que había apostado parte de su luz, fue el perdedor.
Al perder parte de su luz, no conseguía brillar todas las noches del mes, por lo que la luna durante una noche al mes desaparece por completo de nuestra vista. Thot tenía la luz suficiente para crear 5 días más al año con lo que el año sumó 365 días, y fue durante esos 5 días, que no formaban parte de la maldición de Ra. Los que Nut utilizó, para traer al mundo no solo a Osiris, sino también a sus otros hermanos Seth, Isis y Nephtys.
“Buen Osiris! Envía a Thot para que nos guíe hasta el sicomoro sagrado, hasta el árbol de la vida, hasta la puerta de la Dama de Occidente; para que nos haga eludir las catorce mansiones rodeadas de estupor y angustia en las que los perversos sufren terrorífica condena.
Envía a Thoth, el ibis sabio, el escriba infalible de los hechos humanos grabados en el papiro de la memoria imborrable. Buen Osiris! En ti espera la resurrección el victorioso, luego del juicio en el que son pesadas sus acciones por Anubis, el chacal justo. ¡Buen Osiris! Permite que nuestro Ba aborde la barca celeste, y separado del Ka deje a éste como custodio de los amuletos en nuestra tumba. Así, navegaremos hacia las regiones de esplendor del nuevo día”.