George Blake, el último doble agente británico de la KGB
George Blake, el último doble agente británico de la KGB
Pocas son las personas que han desafiado a las más grandes agencias de inteligencia y han sobrevivido para contarlo. Usualmente estos temerarios individuos se hallan en las películas y las series de acción, donde se les ve empleando múltiples trajes de camuflaje e indetectables micrófonos espías que tienen cobertura global. Sin embargo, lo cierto es que en la realidad también existieron casos de este calibre. George Blake, el último doble agente británico de la KGB, es prueba de ello.
Blake tuvo una vida inaudita, combatiendo en las dos guerras mundiales y, posteriormente, fungiendo de espía tanto para la MI6 (Servicio de Inteligencia Secreto del Reino Unido) como para la KGB (Comité para la Seguridad del Estado de Rusia). Además, protagonizó una espectacular fuga de prisión y se sumergió en la clandestinidad para escapar de sus múltiples persecutores. Hasta antes de su fallecimiento en diciembre de 2020, George Blake seguía siendo convocado por las agencias de inteligencia rusas para desempeñar roles activos en el espionaje.
Historia
George Blake —cuyo nombre verdadero era George Behar— nació en Rotterdam, Holanda, el 11 de noviembre de 1922. Se unió al Ejército Británico para luchar en la Primera Guerra Mundial, lo que le valió la ciudadanía inglesa. Posteriormente, en la Segunda Guerra Mundial, participó de la resistencia holandesa.
Debido a su loable trayectoria y méritos, se le propuso formar parte del MI6, el servicio secreto de Reino Unido. Durante varios años pareció cumplir eficientemente su papel de espía británico, sin embargo, se le puso al descubierto cuando el agente polaco Michael Goleniewski reveló su doble identidad. En efecto, Blake era un doble espía que transmitía información clasificada a la Unión Soviética.
En su retorno a Londres, Blake fue arrestado y procesado. Durante el juicio se declaró culpable de cinco cargos relacionados a la transmisión de información secreta a la URSS. En 1961 fue condenado a 42 años de prisión por espiar para la Unión Soviética. No obstante, en 1965 escapó de la cárcel, en lo que hasta ahora se considera uno de los eventos más vergonzosos para la seguridad británica.
En 1990, Blake declaró a la BBC que había traicionado a un aproximado de 500 agentes de Occidente. Años después, afirmó que no se sentía un traidor porque “para traicionar, primero hay que ser británico y yo nunca lo he sido”.
Sus últimos años
Blake ha sido galardonado por sus servicios al país ruso y reconocido públicamente por figuras políticas como Vladimir Putin. En las últimas décadas se animó a escribir su autobiografía y otros textos relativos a su ajetreada vida como doble agente. En muchos países europeos se intentó prohibir la comercialización de sus obras debido a la responsabilidad que tuvo Blake en la captura de centenares de espías internacionales.
George Blake falleció el 26 de diciembre de 2020 luego de unos años de apacible retiro.
Empresa de Sillicon Valley creó aspiradora que espía a sus usuarios