Procedentes de la Isla Esmeralda, estos  duendes suelen vestir siempre de verde, con un gran sombrero de copa de quejan entrever un mecho de pelo pelirrojo, tienen asimismo una prominente barba del mismo color y su nombre es un poco complicado de recordar. Hablamos de los Leprechaun.

 

Son muy ricos y muy avariciosos al mismo tiempo, y se divierten fabricando o arreglando zapatos. Su fortuna es debe a que custodian muchas vasijas con monedas de oro y joyas de todo tipo, escondidas a lo largo de las diferentes guerras, y que ellos con el tiempo han sabido encontrar.

Según cuentan, si un humano fija su mirada sobre un leprechaun este no podrá escapar, teniendo que dar uno de sus tesoros a aquel que lo mira, pero no se puede desviar la mirada ni un segundo, pues en ese caso este desaparecerá.

Sociabilidad

Los leprechauns son poco sociables y suelen vivir en lugares escondidos de los bosques, aunque  suelen dejarse ver cuando sale el arco iris, normalmente suelen ser viajeros   perdidos los únicos que se encuentran con ellos. Al verse descubiertos se suelen mostrar amables, a menos que se les pregunte por el oro, si es así cambiara de actitud y simulara un berrinche tremendo negando de que no posee ningún tesoro, e intentará llamar la atención con cualquier cosa para poder esfumarse.

Cuenta la leyenda que un granjero se encontraba trabajando en sus tierras cuando descubrió por casualidad a un hombrecillo que se escondía bajo una hoja. Convencido de que se trataba de un leprechaun, el granjero lo capturó enseguida para poder preguntarle dónde tenía escondido el oro. El leprechaun sólo deseaba que le liberasen, por lo que enseguida le reveló que su tesoro se hallaba oculto debajo de un arbusto cercano.

Hablar con el duende

El granjero, sin dejar escapar al duende de su mano, caminó hacia el arbusto donde estaba escondido el oro, pero al llegar allí encontró cientos de arbustos idénticos. Como no tenía a mano ninguna herramienta para cavar, se quitó uno de sus calcetines rojos y lo ató a una rama para marcar el arbusto que el Leprechaun le había señalado.

– Voy a casa en busca de una pala- dijo el granjero, a lo que el duende respondió:- Yo ya he cumplido con mi parte. Ya sabes donde está el oro, no me necesitas, por lo tanto puedes dejarme libre.

– Antes debes prometerme que no quitarás el calcetín, ni te llevarás el oro, añadió el granjero.

-Tienes mi palabra de duende.

Sin embargo, el granjero no contaba con la astucia del duende. El pequeño Leprechaun cumplió con su palabra, cuando el granjero regresó al campo a los pocos minutos el calcetín que él había colocado para marcar el arbusto del oro no había desaparecido, pero el duende había colocado calcetines rojos idénticos en cada uno de los arbustos.

En Irlanda el leprechaum  es el símbolo del día de San Patricio, donde la tradición dice que todo el mundo debe vestir de verde durante ese día.

Fran González

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