La Piedra Maldita de Carlisle

Hoy os hablamos de un objeto que tiene una maldición desde 2001, la piedra maldita de Carlisle en Pensilvania (EEUU). Hay que pensar que esta población tiene ya una truculenta historia

En el condado de Cumberland (Pensilvania-Estados Unidos) se ubica el pequeño pueblo de Carlisle que fue azotado por inundaciones que causaron varias muertes,  lluvias torrenciales que inundaron calles, parques y cultivos, plagas de fiebre aftosa que afectó a la ganadería y a las principales empresas de la ciudad teniendo que despedir a 600 trabajadores en diciembre del 2004, un gran incendio en la panadería local “Rathbones” al que tuvo que acudir para extinguirlo 70 bomberos en febrero, problemas en la convivencia local, “sequía de goles” del equipo de fútbol local, Carlisle United, les llevo a bajar de categoría, alto índice de desempleo, etc. y todo esto a causa de la “Piedra del Obispo” o “La Piedra de la Maldición”.

Esta maldición remonta al año 2001

Cuando se instaló, en el Centro Cultural Tullie House de Carlisle, una escultura en forma de piedra de 14 toneladas y de dos metros y medio de diámetro como monumento conmemorativo del Milenio. El artista Gordon Young (natural de Carlisle) creó esta escultura a petición del ayuntamiento, que costó 10.000 libras esterlinas a la ciudad, y grabó sobre ella una maldición del siglo XVI que había sido proclamada por el Arzobispo de Glasgow Gabin Dunbar en el año 1525 y se leyó en todas las parroquias de las regiones fronterizas de Inglaterra y Escocia. Esta maldición se encontraba recogida en antiguos documentos en los archivos locales de 1.069 palabras que iba dirigida contra los ladrones de ganado que cruzaban la frontera.

Un fragmento de la maldición traducida al español dice:

“Maldigo sus cabezas y todos los cabellos de sus cabezas;

maldigo su cara, su cerebro, su boca, su nariz, su lengua,

sus dientes, su frente, sus hombros, sus pechos, su corazón,

su estómago, su espalda, sus genitales, sus brazos, sus pies,

sus manos, sus pies y cada parte de su cuerpo,

desde lo alto de su cabeza hasta la planta de sus pies,

por delante y por detrás, por dentro y por fuera”.

Lo interesante es que Gordon Young es descendiente de estos ladrones a los que llamaron “Border Reivers”. ¿Podemos pensar que de alguna manera la maldición funcionó al ser Young el que esculpió la piedra? Quien sabe.

Los hombres de negro en Carlisle

La preocupación popular

Llegó a tal extremo, que el pleno del ayuntamiento propuso que la única solución era quitar la escultura y destruir la piedra.

La propuesta no era precisamente barata. Se estimaba unas 7.500 libras.

Otra opción era llevar la piedra lejos del límite de la ciudad, aunque la pregunta es si los municipios vecinos querrían tener una piedra tan gafe.

Ninguna de estas propuestas fueron aceptadas por el alcalde Mike Mitchelson, y sus palabras fueron: ” vivimos en una edad moderna. La gente de Carlisle es sana, racional y no sigue creyendo en cosas medievales”.

Si claro, y yo voy y me lo creo, para rematar en toda esta historia aparece el israelí Uri Geller el famoso doblador de cucharas (que yo aun dudo que doble algo).

El mentalista Uri Geller

Al parecer Geller, se ofreció a exorcizar y liberar la piedra y al pueblo de la maldición.

Para eso, tenían que trasladar la piedra al jardín de su casa, algo a lo cual los vecinos se negaron rotundamente.

A ver, si también tiene un centro curativo en el jardín.

La maldición, sigue acechando a esta pequeña localidad y hasta que no decidan qué hacer con la piedra este pueblo seguirá maldito.

Redacción NdM

La maldición de la estatua de Las Mujeres de Lemb

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