Juntos por Halloween.

0

 

Era el primer año que iba a pasar sin su marido. Éste falleció un año antes en un accidente de tráfico camino al trabajo, salió de casa como tofos los días, cogiendo su cartera y posando un beso sobre sus labios. Lo recordaba como si fuera ayer. Era Halloween

A Juan , el marido de Paula le había gustado desde siempre celebrar la noche de Halloween, le gustaba ponerse un disfraz de fantasma o vampiro y salir a la calle a asustar a los niños y repartir caramelos. Paula esa noche la pasaría en casa, al tener tan buenos recuerdos de las noches de Halloween que había pasado con Juan, se le hacia imposible salir afuera a celebrar la fiesta.

Se asomo a la ventana y vio como empezaban a salir los niños disfrazados de sus casas acompañados por sus padres. Llegó la hora de recibir llamadas al timbre a la voz de truco o trato y de empezar a repartir caramelos. Se fue a la cocina a coger las bolsas de golosinas y llevarlas junto a la puerta , así no tendría que dar tantas vueltas. Dejo las chucherías y se sentó en el sofá a esperar que la llamaran a la puerta.

No pasaron ni cinco minutos cuando sonó el timbre, se levanto, abrió la puerta pero para su sorpresa no había nadie. Miro a un lado y a otro, nada. Sonrió y cerro la puerta. Sera la broma de algún niño, pensó. Pocos minutos después volvió a sonar el timbre y repitió la misma operación . Se levanto y volvió a abrir la puerta y otra vez había nadie. Empezó a ponerse nerviosa. ¿Quien estaría gastándole esta broma? ¿Cuando iban a empezar a llegar los niños pidiendo caramelos? Un sentimiento de angustia le recorrió el cuerpo, tenia muchas ganas de que acabara esa noche.

Sonó el timbre y con el pulso acelerado fue a abrir  encontrándose a tres niños disfrazados de demonios. Su pulso se normalizo y le dio a cada niño una pequeña bolsa de golosinas. Muy contentos los niños se alejaron de la casa y de repente una voz se escucho a su espalda.

“Cariño , estoy aquí”. Asustada, Paula se dio la vuelta y para su asombro vio la imagen de su marido frente a ella con una careta en la mano. No tenia la cara desfigurada como después del accidente, estaba como siempre, ahí delante de ella. Cerro los ojos y los apreto pero cuando los abrió la figura de su marido había desaparecido de su vista.

Muy nerviosa entro en la casa, cerro la puerta se sentó en el sofá y se puso a pensar en lo sucedido , poco tiempo sonó el timbre. Abrió la puerta y había un grupo de niños disfrazados y repitió la operación anterior, repartiendo a cada uno una bolsa de chuches y cerro la puerta. Al darse la vuelta volvió a ver a su marido frente a ella.

Esta vez alargo la mano para tocarlo pero sus dedos atravesaron la imagen que tenia frente a ella. Como por arte de magia, desapareció…

“No podía ser , pensaba, una vez podía ser una casualidad, una ilusión fruto del cansancio y del estrés …pero dos…” Todo esa noche era muy extraño. Decidió meterse en la cama, se tomaría una pastilla con una infusión y se acostaría. De repente se encontraba muy cansada.

Se puso el pijama y se metió en la cama, pero cuando estaba medio dormida volvió a sonar el timbre. Se dio la vuelta en la cama y se dispuso a seguir durmiendo hasta que volvió a escuchar “Cariño estoy aquí”. De un salto se sentó en la cama y a sus pies volvía a encontrarse la figura de su marido.

Ahora no tenia dudas, estaba viendo a su fantasma . El timbre volvió a sonar y el fantasma de su marido le dijo: “Solo tengo la posibilidad de comunicarme con los vivos esta noche, vamos , abre la puerta. Sale caramelos a los niños, disfrutemos de la noche de Halloween como todos los años”.

Con cierto miedo, se levanto, se puso la bata y fue a abrir la puerta para seguir repartiendo caramelos. Junto a ella se encontraba su marido, no sabia el porque pero se había dado cuenta de que sólo ella lo veía.

[the_ad id=”15662″]

Así que juntos estuvieron repartiendo caramelos hasta bien entrada la noche. Antes de que saliera el sol su marido le dijo: “Paula, nuestro tiempo se acaba, tengo que irme. Recuerda lo bien que nos lo hemos pasado esta noche. El año que viene vendré a visitarte. Si por alguna razón ,no vengo,tu sigue celebrando este día como siempre y recuerda que desde donde estoy puedo verte y que sobre todo quiero que seas feliz”.

Dicho esto desapareció. Desde aquel día Paula y Juan celebran juntos la noche de Halloween, la noche en la que los vivos y los muertos comparten dimensión.

RedaccionNDM

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *