Jesse Pomeroy

Jesse Pomeroy nació en Charlestown, Massachusetts,EL 29 de Noviembre de 1859.Hijo de Thomas J. y Ruth Ann Pomeroy. Fue el segundo de dos niños; su hermano Charles Jr. era dos años mayor. Se dice que el padre de familia era un alcohólico que cometía abusos: por cualquier motivo que lo enfureciera, llevaba a sus hijos a una cabaña donde los desnudaba y aporreaba hasta agotarse. De acuerdo a los relatosde la época, la apariencia de Pomeroy inspiraba miedo. Su cuerpo era muy grande para su edad, así como su cabeza, orejas y rasgos faciales eran poco favorecedores. Su ojo derecho carecía de iris y pupila, dandole un aspecto aterrador. Jesse era un sujeto retraído y solitario. Durante su niñez fue pasto de los niños abusadores de su barrio. Torturó y mato a varias mascotas de la familia y de vecinos

Crímenes

En 1871 y 1872, hubo informes que varios jóvenes eran atraídos a zonas remotas y atacados por un muchacho mayor. El primero fue William Paine, de cuatro años, quien fue hallado un día de diciembre de 1871 en una pequeña cabaña colgando de las manos, que estaban atadas con una cuerda suspendida del techo del lugar. Su espalda estaba cubierta de laceraciones. No se denunció a su atacante.

El siguiente fue Tracy Hayden, de siete años, en febrero de 1872. Pomeroy lo ató y torturó. Del ataque, Hayden acabó con los ojos morados, los dientes frontales partidos, la nariz rota y el torso cubierto de heridas. Tras este episodio la policía solo pudo enterarse que el atacante era un muchacho de cabello castaño. A mediados de abril de 1872, Pomeroy atacó a un niño de ocho años, Robert Maier.

Ensañamiento

Lo desnudó casi por completo y mientras lo golpeaba con una vara lo obligaba a maldecir. Maier reportó que mientras Pomeroy lo vapuleaba, se masturbaba.La policía comenzó a actuar interrogando a numerosos adolescentes de cabello castaño. El siguiente golpe, a mediados de julio, fue contra un niño desconocido de siete años de edad, a quien le fue propinado el mismo tratamiento que a los demás: una feroz paliza hasta que Pomeroy alcanzó el orgasmo.

Esta vez la policía ofreció una recompensa de $500 dólares a quien ayudara en la captura. En ese momento, Ruth Pomeroy decidió que su familia se mudara al sur de Boston. Se especula que sospechaba acerca de la posible responsabilidad de su hijo en los recientes ataques a infantes. Sin embargo, la madre de Jesse siempre permaneció fiel a su hijo, y negaría las imputaciones formuladas contra él.

Siguen los ataques

Los ataques de Pomeroy en chicos jóvenes continuaron. George Pratt fue atado y desnudado. Pomeroy lo golpeó con un cinturón. Esta vez elevó el nivel de sus atrocidades, mordiéndole la mejilla y arañándolo profundamente en la piel. Varias veces le enterró una larga aguja en partes del cuerpo. Intentó incluso clavársela en un ojo, pero Pratt logró colocarse en posición fetal antes que Pomeroy lograra su objetivo. Frustrado, le dio un tremendo mordisco en una nalga y después huyó.

La siguiente victima fue el niño de seis años, Harry Austin. Aparte de la usual paliza, esta vez empleó su navaja de bolsillo para apuñalar en brazos y hombros a su víctima. Se disponía a rebanarle el pene cuando fue interrumpido por la cercanía de unas personas. Pocos días después, atacó al niño Joseph Kennedy, a quien a la vez que aporreaba lo obligaba a proferir oraciones religiosas plagadas de obscenidades.

Terrorifico

A Kennedy le provocó una fuerte cortada en la cara con su cuchillo y luego lo llevó a la orilla del mar para echarle agua salada en las heridas. Robert Gould, de cinco años, fue el siguiente en caer engañado por Pomeroy cerca de una estación de trenes. Cuando amenazaba al chico con la punta de su navaja en el cuello, Pomeroy se dio cuenta que era observado por unos ferrocarrileros y tuvo que huir. Gould aportó pistas más concretas, como que su atacante era un joven adolescente de cabellos castaños y un ojo totalmente blanco.

Ingreso en reformatorio

Un día de septiembre de 1872, la policía visitó la escuela de Pomeroy, pero el joven Kennedy no pudo identificarlo entre los alumnos. El mismo día en que la policía había visitado su salón, Pomeroy, al regresar a su casa, decidió darse una vuelta por la estación policial y al pasar tan cerca, fue súbitamente identificado por Kennedy, quien continuaba con sus declaraciones. Inmediatamente fue puesto bajo arresto.

A pesar del intenso y severo interrogatorio, Pomeroy se mantuvo tranquilo clamando su inocencia en todo momento. Pero cuando lo despertaron a la medianoche en la celda donde había sido confinado con la amenaza de ser encarcelado por cien años, Jesse Pomeroy se dio por vencido. Al día siguiente fue llevado para que todas sus víctimas lo identificaran.

Asesino en serie: Garavito

Impulso

Cuando le preguntaron por qué lo había hecho, solo atinó a decir: “no pude evitarlo“. La sentencia fue el ingreso a un reformatorio juvenil hasta que cumpliera dieciocho años. El Lyman School en Westborough, Massachusetts, se convirtió en el siguiente hogar de Jesse Pomeroy. The Boston Globe cubrió esta historia; la última línea del artículo: “Se concluye por lo general que el chico es deficiente mental.”

Mientras Jesse purgaba condena, su madre hacía campaña por la liberación y exoneración de su hijo enviando cartas a las autoridades y a quien estuviera dispuesto a escuchar su punto de vista. Como un interno modelo, Pomeroy evadió eficientemente los castigos y las reprimendas. Tras quince meses de encierro, el comité de libertad condicional aprobó su salida.

Vuelven los crímenes

En febrero de 1874, a los 14 años, Pomeroy salió en libertad condicional. Su madre y hermano prometieron concentrarse en su vigilancia. Su madre tenía su tienda de confección propia, y su hermano Charles vendía periódicos. Pero no pasó ni dos meses en libertad Pomeroy, cuando la oportunidad se presentó a la puerta de la tienda de su madre.

El 18 de marzo de 1874 llegó la niña Katie Curran, de 10 años, a preguntar por un cuaderno de notas. Pomeroy le dijo que quedaba un cuaderno y que había que buscarlo en el sótano; Katie lo acompañó confiada. Fue sometida velozmente por Pomeroy quien con su navaja de bolsillo la degolló brutalmente. Después de asesinar a la pequeña Katie, Pomeroy se lavó la sangre y regresó al puesto a seguir trabajando como si nada hubiera ocurrido.

Descubrimiento del cuerpo

El cadáver permaneció donde lo había dejado sin que nadie notara nada extraño. La madre de Curran comenzó a buscarla a la hora de que la niña había salido de su casa, pero apareció un testigo que aseguró haber visto como Katie Curran había sido introducida a un vagón de tren; la policía determinó que se trataba de un secuestro y el caso quedó congelado. Cuando el cuerpo fue descubierto, su avanzado estado de descomposición hizo muy difícil conocer el grado de daños que había recibido.

El juicio

El caso de  Pomeroy fue escuchado en la Corte Suprema Judicial de Massachusetts el 9 de diciembre y el 10 de diciembre de 1874. En el juicio, el Fiscal General abogó por un veredicto de culpa en el asesinato de primer grado. La pena impuesta a los asesinos en el estado de Massachusetts era la horca. La defensa de Pomeroy se concentró en el crucial debate acerca de su locura. Pero quedó definitivamente establecido que Pomeroy conocía y admitía que sus actos estaban mal, por lo que la batalla legal fue perdida.

Pomeroy fue declarado culpable el 10 de diciembre de 1874. El abogado de Pomeroy, Charles Robinson, presentó dos excepciones que fueron anuladas en 1875, momento en que Pomeroy fue sentenciado a la horca hasta la muerte; sin embargo, ningún gobernador se atrevió a firmar la sentencia.

La ejecución

Era muy difícil para las autoridades ejecutar a un chico de catorce años. No había precedentes en la historia penal de la nación.

Finalmente, el gobernador Alexander Rice tomó una decisión, tras escuchar el veredicto de un panel de asesores, quienes recomendaban la ejecución como solución final a este molesto asunto público, Rice aceptó que el castigo debía ser ejemplar, pero no la pena capital. Sin publicitar su decisión, impuso la cadena perpetua para Pomeroy, misma que debía ser cumplida en solitario. Durante su encarcelamiento, la única persona en visitar a Jesse Pomeroy fue su madre. En 1917, su castigo fue atenuado y se le permitió integrarse a la población general de la prisión. En 1929 fue removido de Charlestown para llevarlo a un hospicio de la policía, donde pasó los dos últimos años de su vida, plagado de enfermedades y en franca agonía.

El final

Murió el 29 de septiembre de 1932 sin sentirse culpable: jamás mostró remordimiento alguno por sus víctimas.

Diego A. García

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