Dominica la coja: De Partera a Bruja

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Dominica la coja: De Partera a Bruja

En apenas unos días , Dominica la coja pasó de partera con fama de curandera, y que esporádicamente practicaba algún que otro aborto, a bruja y adoradora del diablo.

Corría el año 1535 cuando en la localidad de Pozán de Vero, un pequeño pueblo de la provincia de Huesca, los vecinos acusaron a la partera del lugar Dominica, llamada “la coja” de practicar maleficios y tener tratos con el diablo.

Echando la mirada atrás

Dominica era una gran conocedora de las propiedades de algunas plantas medicinales. Con ellas preparaba ungüentos con los que aliviaba a sus vecinos de enfermedades leves. Los mismos vecinos que más tarde atestiguarían y jurarían haber visto a La Coja extraer el veneno de sapos y culebras. Según ellos era para elaborar pócimas con las que provocar desgracias entre las gentes del lugar y matar a los niños.

A mediados del año 1534, los vecinos de Pozán de Vero decidieron, en reunión plenaria, crear unas disposiciones legales (los Contrafueros). Mediante ellos los delitos de brujería podían ser juzgados sin tener ningún tipo de prueba que los demostrara; es decir: bastaba con el convencimiento pleno de algunos vecinos de que alguien estaba practicando este tipo de artes para juzgarle y condenarle.

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Las denuncias contra Domenica la Coja

Se desconoce quién fue el primero en denunciar a Dominica, pero luego fueron muchos los que se unieron para denunciarla ante el Tribunal Civil de ser la causante de todas las desgracias del pueblo. Esta, tras ser sometida a tortura, como no podía ser menos confeso haber realizado actos de brujería y maldad.

Finalmente fue entregada a manos de la Inquisición de Zaragoza. Por el juicio, una procesión de testigos, la acusaron bajo juramento de los más siniestros cargos, como la de matar a niños o a las caballerías; y también de los más pintorescos, como agriar el vino de las bodegas o tomar al diablo como señor y tener en su cuerpo las huellas de sus relaciones carnales con el maligno. También hubo vecinos, durante los interrogatorios, que afirmaron haber visto a Dominica untándose, bajo las axilas, los venenos que preparaba para poder volar.

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Tras un doloroso proceso, maltratada, malherida, vieja y casi moribunda, fue ajusticiada en la horca por bruja. Dicen que su estado era tal, que ni tan siquiera fue consciente de que la estaban colgando.

Fran González

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