Demasiadas casualidades

Cuando creemos que el mundo ya no puedes estar, mas loco, va, y nos sorprende nuevamente.

La noticia de la semana, aparte de los millones que los clubes de fútbol se gastan en sus nuevos fichajes, y los nuevos casos de corrupción, a los cuales ya estamos tan acostumbrados, son sin duda, dos aviones, uno de la compañía Maylasia Airlines, supuestamente derribado por el impacto de un misil lanzado desde Ucrania. El otro de la compañía Swiftair accidentado según versión oficial debido a las malas condiciones climatológicas, a la que ahora añaden el estrés que sufría la tripulación a causa de su larga jornada laboral y su escasa nómina, por desgracia, la tripulación, fallecida en su totalidad, al igual que los pasajeros del avión,  no pueden contrastar esta noticia.

He de decir, que a mi, para ser sincero, me importa bien poco saber quien disparo el misil, ni a que bando pertenecía, y ni tan siquiera me interesa conocer el nombre de la persona que dio la orden. De igual manera, entrar en reivindicaciones laborales del personal de las compañías aéreas , siendo de un país con mas de cinco millones de parados, y un millón y medio de personas en el umbral de la pobreza, me parecería cínico por mi parte.

A mi lo que realmente me preocupa es que han muerto personas, y da igual si son científicos, tripulantes o gente anónima. La muerte de las personas, aunque sea de una sola, merece una explicación, una explicación rigurosa y seria, no una tomadura de pelo, una explicación que nos despeje dudas, no que cree mas confusión de la que ya de por si nos crea una noticia de esta índole.

Con un avión evaporado en el aire, me refiero al también Maylasia Airlines, desaparecido hace unos meses y del que nunca mas se supo, un segundo avión de la misma compañía, del que de momento lo único que tenemos es un cruce de acusaciones, y una serie de noticias que rozan lo absurdo, y un tercero, el de Swiftair del que hasta ahora sabemos bien poco, no entiendo porque algunos se sorprenden de que los conspiratorios empiecen a difundir sus teorías, algunas con mas rigor que otras, pero es evidente que cuando lo que nos explican no nos satisface, intentamos sacar nuestra propias conclusiones.

El avión que hizo un viaje de 35 años

En el primer avión viajaban científicos implicados en una nueva patente relacionada con el ya famoso chip rfid, en el segundo científicos relacionados con la lucha contra el sida, y que precisamente se dirigían a un congreso sobre la citada enfermedad, en el tercero, no lo sabemos, pero intuyo que habrán sorpresas.

Somos muchos los que pensamos que las casualidades no existen, y que cuando estas empiezan a ser demasiadas, algo está ocurriendo, algo que se nos escapa, que seguramente tenemos delante de las narices, pero que no acertamos a ver. Y claro, cuando se nos niega el derecho a saber, lo único que nos queda es la capacidad de pensar, de pensar y en algunos casos, de momento, de expresarnos, y es, en base a base a esa capacidad, que me atrevo a decir, aun con el riesgo de poder estar equivocado, que en el mundo pasan demasiadas cosas que difícilmente se pueden atribuir a la casualidad.

Cuando durante la Guerra de Vietnam se producían bajas a causa del  llamado fuego amigo, o muertes de civiles, o destrucción de propiedades y edificios no militares, el ejercito norteamericano acuño una frase con la que parece casi todo queda justificado “daños colaterales”

Fran González

Constante desplome de aviones: ¿Qué escondía?

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